Octavio Augusto: el primer emperador y el principado
Augusto estableció una forma de gobierno conocida como principado, que combinaba algunos elementos de la república con los poderes tradicionales de una monarquía. El senado todavía funcionaba, aunque Augusto, como princeps, o primer ciudadano, seguía controlando el gobierno. Bajo Augusto, Roma comenzó a prosperar una vez más y el emperador llegó a ser considerado un dios. A partir de entonces, los buenos emperadores fueron adorados como deidades después de la muerte. Entre los amados gobernantes de Roma estaban Trajano (98-117 d. C.), Adriano (117-138 d. C.), Antonino Pío (138-161 d. C.) y Marco Aurelio (161-180 d. C.).
Pero hombres decadentes y malvados también llegaron al poder: Calígula (37-41 d. C.) y Nerón (54-68 d. C.) fueron tan odiados que sus reinados incluso se borraron de los registros oficiales romanos. Ellos fueron los auténticos emperadores romanos crueles.
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