Alumno del colegio de los padres agustinos en la capital de la isla, a donde se había trasladado la familia de modestos labradores en 1891, si bien en 1898 su padre emigró a Cuba. En 1901 inició estudios de Medicina en Cádiz (en donde permaneció hasta 1904), al tiempo que publicó sus primeros poemas en el periódico canario El Teléfono. En 1905 se trasladó a Madrid para continuar la carrera de médico y para estar más cerca de los cenáculos literarios modernistas, que es lo que verdaderamente le interesaba, y se le encuentra participando, desde 1908, en las tertulias literarias de Villaespesa y de Carmen de Burgos (Colombine) que fueron, junto con Rueda, sus mejores valedores. Revistas importantes de aquellos años, como Revista Latina, Revista Crítica y Prometeo, incluyeron sus trabajos, como adelanto de lo que fue su primer libro Poemas de la gloria, del amor y del mar (1909). También le atrajo el teatro poético, y hasta estrenó, en su tierra de origen, una obra, La cena de Bethania, el mismo año en que se graduó como médico (1910) y comenzó a ejercer su profesión en el pueblecito de Agaete. En esa misma fecha, Miguel de Unamuno, como mantenedor, le entregó el galardón obtenido en unos Juegos Florales celebrados en Las Palmas, y en 1914 aquel médico rural y poeta ya de cierto prestigio se casó con Leonor Ramos de Armas. Al tiempo que planeó la composición de su poemario más logrado, Las rosas de Hércules, cambió el puesto médico que desempeñaba en Agaete por otro similar en la capital de la provincia y se presentó como concejal “silvelista” para trabajar en la corporación palmeña, pero fue una actividad que abandonó pronto para entregarse a la creación poética en los últimos años de su vida. Trabajó intensamente en la preparación de su libro esencial y dudó acerca de la inclusión en él de una de sus composiciones más ambiciosas, “Oda al Atlántico”, o si publicarla suelta, como pretendían sus amigos y admiradores.
Con el fin de ultimar todo lo necesario para la edición del nuevo libro, Morales marchó a Madrid en noviembre de 1919, en donde cayó gravemente enfermo.
Tuvo todavía fuerzas para realizar algunas lecturas públicas de sus poemas en el Ateneo madrileño, y de su éxito se hizo eco toda la prensa canaria, de modo que, cuando Morales regresó a Las Palmas, se le rindió un fervoroso homenaje en el cénit de su apoteosis como escritor, al mismo tiempo que se recibían los primeros ejemplares impresos de Las rosas de Hércules. Al año siguiente, 1921, fue nombrado vicepresidente del Cabildo Insular de Gran Canaria, culminación de su corta carrera política, ya que murió unos meses después de tal nombramiento. Su sepulcro fue ornado con una escultura de Victorio Macho.
Tomás Morales fue uno de los grandes representantes del Modernismo poético español. En su obra, breve en razón de su corta vida, domina un clasicismo formal, aunque sencillo, en la que domina el sentimiento de la nostalgia y en la que el mar, y los paisajes portuarios, tienen un destacado protagonismo.

