El glucagón, una hormona pancreática fundamental en el metabolismo, pero de la que poco se habla.
Sin embargo, su función ya no debería limitarse únicamente a la homeostasis hepática de la glucosa. El glucagón se coordina con los niveles bajos de insulina para inhibir eficientemente una multitud de procesos anabólicos hepáticos y dar entrada a procesos catabólicos, como el aumento de la lipólisis, la oxidación de ácidos grasos, la regulación del metabolismo de aminoácidos, la estimulación de la cetogénesis y el mantenimiento del recambio mitocondrial.
Los efectos del glucagón han renovado el interés en sus posibles aplicaciones terapéuticas. Cuando su acción glucémica se modera por un análogo de incretina, como el péptido similar al glucagón-1 (GLP-1), el efecto del glucagón sobre la producción de glucosa se atenúa, conservando al mismo tiempo sus múltiples beneficios metabólicos, beneficios que han sido de interés para tratar enfermedades metabólicas.
Acción del glucagón hepático: más allá de la movilización de la glucosa.