5. Peregrinación en Hermandad

Y poco tiempo antes, en 1156, se había creado en tierras de Salamanca la hermandad de los caballeros de San Julián de Pereiro, germen de la Orden de Alcántara, que también se hallaba bajo la Regla del Cister. Su aprobación papal, que tuvo lugar en el año 1177, fue asimismo obra de Alejandro III. Así son mis buenos papas.
Porque la Orden de Santiago nació después que las anteriores, en 1161, como una cofradía de caballeros leoneses encabezada por Pedro Fernández que nueve años más tarde fue adoptada por el rey Fernando II de León (iconizado a la derecha).
En un principio a sus miembros se les llamó freires de Cáceres, pasando a denominarse poco después caballeros de la Orden de Santiago. Esta orden militar, cuya aprobación pontificia data del año 1175, añadía a la actividad bélica la "hospitalaria", como guardaespaldas de nuestros buenos peregrinos jacobeos a los que tenemos tan abandonados.

(Santiago Matamoros guerrea en 1500, de Juan de Flandes, Museo Lázaro Galdiano de Madrid)
Las órdenes militares de Calatrava, Alcántara y Santiago también llevaron a cabo una importante labor repobladora en las tierras que controlaban. Las amplias donaciones que fueron recibiendo de reyes y nobles las convirtieron a en protagonistas, tanto en el terreno económico como en el político, de la historia de los territorios de la Corona de Castilla.

Hasta la instauración en Europa de la Administración civil del Estado, por arte y parte de una criatura de la Revolución Francesa, Napoleón Bonaparte (en España con más de un siglo de retraso), todas las funciones de los funcionarios eran desarrolladas por la Iglesia: el registro de nacimientos y defunciones y matrimonios (es decir, la estadística, o datos del Estado); la Educación y la Sanidad ~escuelas, colegios y hospitales~ siempre fueron religiosas; la Seguridad Social en forma de caridad (albergues, comedores y horfelinatos); toda la Cultura le correspondía, por su arquitectura, su música, su literatura, su Universidad... y por su Censura oficial, de oficio y de Santo Oficio (o Inquisición), y su incidencia global en el terreno de la Justicia; asímismo, y en correspondencia con lo anterior, una nada desdeñable función de Policia, pues hasta finales de los pasados 70 para acceder a un empleo en España era necesaria la presentación de un Certificado de Buena Conducta expedido por la parroquia del aspirante (todavía hoy, el primer paso de muchos inmigrantes sudamericanos, a su arribada a España, es el de ponerse en contacto con el párroco de su localidad adoptiva); la Agricultura, y su industra aneja, en su mayor parte propiedad de monasterios y abadías; el Empleo femenino en sus claustros y conventos, durante los infinitos siglos sin industrialización ni sector servicios, cuando la mujer no tenía otras salidas profesionales que el matrimonio, o la prostitución, o la servidumbre familiar o ajena (ámbitos, por otra parte, bajo control de los eclesiásticos)...

Los párrocos y los obispos eran más Estado que los alcaldes y los gobernadores por cuanto su influencia en todos los aspectos de la vida del súbdito era mayor ('subditus' significa sometido, sujeto, propiamente "puesto debajo": el ciudadano fue otro invento de la Revolución Francesa).

Se puede decir que hasta la Edad Moderna, reyes y nobles laicos se dedicaban casi exclusivamente a la milicia (de hecho, los títulos de nobleza tienen intrínsecamente carácter militar: ver el punto dedicado a Marcas y Territorios en Las Marcas Registradas), con lo que las funciones civiles del Estado eran desempeñadas por la Iglesia. Somos Nosotros, la gente de a pie, nosotros somos, los que nunca hasta ahora habíamos formado parte del Estado: Y ahora nosotros queremos compartir con los curas su territorio. Difícil encajar tal cosa, vive Dios. Difícil en verdad. Una muestra:
«El obispo de Cádiz y Ceuta, Rafael Zornoza Boy, ha hecho un llamamiento a la solidaridad en unos tiempos en los que la crisis económica afecta de forma muy sensible a las familias gaditanas. Zornoza, que ha presentado este viernes el balance del trabajo de Cáritas, plantea la necesidad de que la sociedad contribuya a solventar la crisis que muchos padecen, sentido en el que ha recordado "la costumbre antiquísima de contribuir con los diezmos (parte de la cosecha, generalmente la décima, que se pagaba como tributo) y primicias destinadas a sostener las necesidades de la Iglesia y de la caridad con los pobres".
Concretamente, el obispo de Cádiz aboga porque empresas y trabajadores se planteen donar "una cantidad proporcional al sueldo" como "una forma estable de participación"...» (Diario El Mundo, 23-marzo-2012: El obispo de Cádiz propone recuperar el diezmo para ayudar a las familias)
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