El eterno Camino de los Dioses

La mitología griega cuenta que fue una cabra la que crió y amamantó en secreto al dios Zeus en el monte Ida de Creta (imagen derecha), por lo que este animal está relacionado con el conjunto de animales matriarcales y protectores… y es otra sugerencia de cómo el sistema patriarcal mamó su poder de las primitivas formas matrilineales.
Y es que resulta que la cabra en cuestión era la cabra Amaltea: las salpicaduras de su chorrito nutricio al caer sobre Zeus formaron la Vía Láctea, es decir, la galaxia, pues 'galaxías' significa en griego “relativo a la leche”, derivado de ‘gála/gálaktos’, leche; es la misma Amaltea que, jugando un día con el niño Zeus, se rompió un cuerno, y el dios, en compensación, se lo devolvió confiriéndole la propiedad de que podía llenarlo siempre que quisiera con aquello que deseara.
Ése es el Cuerno de la Abundancia, que en latín es ‘cornu-copia’ ―copioso, igual a muy abundante; copiar, multiplicar algo―, cornucopia, y que fuera del Olimpo se quedó en un dorado espejismo: ''espejo pequeño de marco tallado y dorado, que suele tener en la parte inferior uno o más brazos para bujías cuya luz reverbere en el mismo espejo...'' (Joan Corominas: Diccionario etimológico)
El nombre del Cabo Finisterre que nos da Estrabón es "Promontorium Nerium", en referencia a las tribus nerias que lo dominaban, siendo más tarde bautizado como "Finis-terræ", Fin de la Tierra, porque los romanos, al asomarse por primera vez, se dice, huyeron al ver como el mar crepitaba y hervía mientras se engullía al sol y el cielo se ensangrentaba.

Por si se ha suscitado alguna inquietud, aclararemos que ni leticia ni Leticia tienen nada que ver en este asunto, pues su raíz es muy otra: derivan del latín 'lætitia', alegría, un agrario derivado de 'lætus', que significa gordo, rico, abundante o fecundo, adjetivos referentes todos ellos a las tierras y los rebaños (y, evidentemente, nada que ver tampoco con princesas de ninguna clase).
El cruce postmortem final e ineludible del Leteo era una creencia arraigada. Y tan asumida que en el año −137 los soldados de Décimo Junio Bruto se negaron a cruzar el Limia hasta que pudieron comprobar cómo su escéptico jefe, tras vadearlo, los llamaba por sus nombres desde la otra orilla, en una demostración de que seguía conservando sus neuronas correctamente conectadas. El motivo de que sea el Limia, mucho más retirado del Finis-Terræ que el Miño el Tambre o el Sil, el elegido como portador de las aguas de la amnesia post mortem , reside en las informaciones aportadas por los atentos vigías y espías romanos:


Al respecto de tales reyertas y tales ríos, añadiremos que el dios Baco ―Dionisos para los griegos―, a causa de los efectos de su invento, el vino, era considerado hijo de Leto, diosa griega del Olvido en la coherente religión greco-romana. Olvido que era hija, a su vez de la unión de la Inteligencia con la Luna: así eran sus mitos, iluminadora poesía filosófica y consoladora psicología moral: todavía aplica el pueblo el adjetivo de "lunático" a las mentes extraviadas. Ambas virtudes, filosofía natural y psicología social, quedarían sepultadas bajo los, también en ese aspecto, racionalmente inferiores monoteísmos venideros y actuales.
Al fin y al cabo, en Finisterre se encuentra el Monte Pindo, municipio de Ézaro llamado en ocasiones el Olimpo Celta, y por el cual también discurre el Xallas, único río en Europa que desemboca directamente al mar en forma de cascada.
Olvido deriva del latín 'oblitero', propiamente "borrar letras", al estar compuesto como 'ob-littera'. En cuanto a amnesia, es un drivado del griego 'mnemoniká', mente, con la anteposición de 'a', sin, es decir, sin mente, en sentido de "sin huella en la mente". De ahí, también, amnistía, entre otras varias.
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