sábado, 6 de septiembre de 2025

NSUFICIENCIA ARTERIAL: CUANDO LA SANGRE NO LLEGA A DONDE DEBERÍA

 




INSUFICIENCIA ARTERIAL: CUANDO LA SANGRE NO LLEGA A DONDE DEBERÍA

Todo comienza con una molestia leve al caminar: un dolor en las pantorrillas que aparece tras unos pasos y desaparece con el reposo. Al principio parece cansancio, algo pasajero, pero con el tiempo la distancia que puedes recorrer se acorta y el dolor se vuelve cada vez más limitante. Lo que ocurre detrás de estas señales es insuficiencia arterial, una condición en la que las arterias no logran llevar suficiente sangre a los tejidos, privándolos del oxígeno que necesitan para funcionar.

La insuficiencia arterial suele estar asociada a la aterosclerosis, un proceso en el que la acumulación de placas de grasa, colesterol y calcio estrecha progresivamente las arterias. Esta obstrucción no solo reduce el flujo sanguíneo, sino que también favorece la formación de coágulos capaces de bloquear de forma súbita la circulación. Los miembros inferiores son los más afectados, pero el problema puede extenderse a cualquier parte del organismo.

Los síntomas incluyen dolor al esfuerzo —conocido como claudicación intermitente—, frialdad en pies y piernas, piel pálida o azulada, pérdida de vello en extremidades y, en casos avanzados, úlceras que no cicatrizan. Cuando la circulación está gravemente comprometida, el tejido comienza a morir, aumentando el riesgo de infecciones graves y amputaciones.

Los factores de riesgo son claros: tabaquismo, hipertensión, diabetes, colesterol elevado y sedentarismo. Cada uno de ellos acelera el daño a las arterias y multiplica las probabilidades de que la insuficiencia arterial aparezca de forma temprana.

El diagnóstico se realiza con estudios como el índice tobillo-brazo, ecografía Doppler o angiografía, que permiten medir la gravedad de la obstrucción. El tratamiento busca mejorar el flujo sanguíneo mediante cambios en el estilo de vida, medicamentos para controlar los factores de riesgo y, en casos severos, procedimientos quirúrgicos como angioplastia o bypass arterial.

Porque no se trata solo de un dolor en las piernas. Se trata de una advertencia silenciosa de que la sangre no fluye como debería, de que los tejidos se están quedando sin oxígeno y de que el mismo proceso que afecta a las arterias de las piernas puede estar ocurriendo en el corazón o el cerebro. Y si hoy tu cuerpo se detiene por un dolor que te obliga a descansar, tal vez la pregunta no es si podrás volver a caminar más… sino cuándo decidirás actuar para que la sangre vuelva a llegar a tiempo

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