“El tiempo es una categoría temporal especial.
Un pasado siempre futuro, y siempre dispuesto
a ser presente, a “presentarse”. Octavio Paz.
En el desván de la casa tropezó con su muñeca de trapo.
Tendría cinco años cuando sus padres se la regalaron. Por un lado la muñeca tenia una rostro de niña rubia con trenza, y por el otro, cara y pelo con un lazo rojo de lunares.
Una muñeca de trapo con dos fisonomías y un solo cuerpo dentro del vestido infantil.
De repente se oyó, un balbuceo,
algo así como un murmullo:
"Miranda es maga y hace magia”.
Miranda aguzo el oído.
El sonido venia de la esquina donde estaba la muñeca.
Acerco el juguete a su oreja, lo zarandeo y noto que el monigote respiraba.
De los labios de Miranda broto el conjuro:
"Habla muñeca de trapo, y que así sea".
La carita rubia de la muñeca balbuceo: -Erase una vez una niña-Miranda- con dos semblantes, alegría y risa. Llanto y rabia.
Y continuo diciendo: -tu jerga infantil nos llevó a torres, dragones y celdas.
La carita negra de la muñeca, interrumpió y manifestó;
-Erase una vez una niña imaginativa vivaracha, pícara, ingeniosa y volátil que un día dejo de ser.
Un foso de desencanto separaba a Mujer-Miranda de Niña-Miranda.
Las dos caras de la muñeca se alternaban y la miraban con expresión desafiante.
Entonces, Miranda-mujer con voz infantil repitió la tonadilla de la muñeca:
“Miranda es maga y hace magia”... y se sonrió.
Se observo en un trozo de espejo.
Reconoció en sus ojos, la luz de la infancia
asumió el regalo de la doble naturaleza.
Se sentó, acomodo la muñeca en su regazo
y en voz alta se dijo:
el tiempo, su tiempo, mi tiempo,
mientras ataba el lazo de lunares
de la muñeca con carita negra.



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