¿Te imaginas tener que hacerte el muerto para conseguir una cita?
¿Su solución? Una estrategia digna de una película de espías.
Primero, el macho prepara el regalo perfecto: una presa cuidadosamente envuelta en seda, como si fuera un presente con lazo. Pero aquí viene lo genial: si la hembra muestra signos de agresión durante la entrega, él activa su plan B.
Se hace el muerto.
Literalmente queda inmóvil, simulando estar sin vida, mientras la hembra se distrae con el regalo. En ese momento crucial, cuando ella baja la guardia, él aprovecha para cumplir su misión reproductiva y escapar con vida.
Es una combinación perfecta de generosidad, teatro y supervivencia. Mientras la hembra está ocupada disfrutando su obsequio, él logra tanto aparearse como evitar convertirse en el postre.
La naturaleza realmente nos enseña que en el amor, como en la vida, a veces hay que ser muy creativo para sobrevivir.
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