lunes, 13 de octubre de 2025

don Juan de Austria. El hijo ilegítimo del rey se crio en España

 



Uno de los personajes con mayor resonancia internacional fue don Juan de Austria. El hijo ilegítimo del rey se crio en España, pero vivió una juventud alejada de la pomposidad de la Corona. Durante toda su vida no tuvo interés alguno por seguir la carrera eclesiástica que se le presumía. Razón de más por la que su hermano, Felipe II, que acababa de subir al trono tras la muerte de su padre en 1558, le concedió el privilegio de ser nombrado Capitán General del Mar.

Ostentando ese cargo vivió innumerables aventuras. Lo que había comenzado como una rebelión por motivos religiosos en las Alpujarras (1568-72) tuvo un episodio más cruento en la batalla de Lepanto, en el golfo de Patras, cerca de la ciudad griega de Naupacto, en 1571. El objetivo de aquella ofensiva era reforzar las defensas en el Mediterráneo ante el temor de la llegada de los ejércitos turcos. Don Juan de Austria, que contaba con 24 años por aquel entonces, aceptó de buen grado unirse a la Santa Liga, una alianza militar contra el islam, para combatir a las naves de Alí Pachá y evitar la expansión de la media luna a través del mar. Su actuación fue determinante para alcanzar la victoria.

Una factura distinta se acuñó en la Guerra de los 80 años (1568-1648), que en España se conoció como la Batalla de Flandes. El objetivo de esta serie de enfrentamientos desarrollados en Países Bajos fue el de apaciguar la ira de las diecisiete provincias holandesas contra un rey al que le puso el sobrenombre de «extranjero». Don Juan de Austria fue el elegido, el encargado idóneo debido a su historial militar. Las cartas de su hermanastro el rey Felipe II relataban entonces el tono del mensaje para convencerlo: se le pedía «su fuerza y su vida por el honor de Dios y de su religión, que estaban en peligro».

Gracias a su prestigio militar, en 1571 se concedió a don Juan de Austria el mando de la escuadra de la Santa Liga, con la que venció en Lepanto. Foto: Album.

En una muestra de su capacidad diplomática y su vena negociadora, Don Juan de Austria inició en 1577 una serie de conversaciones para aplacar la rebelión con los Estados Generales. Como contrapartida para entrar en el territorio en calidad de gobernador, aceptó un paquete de medidas compuesto por: retirar las tropas, abolir la Inquisición y aprobar una serie de libertades de las regiones flamencas. A pesar de todo, la situación se torció en cuestión de semanas propiciando un enfrentamiento con Guillermo de Orange y sus aliados, lo que obligó al español a retirarse a Namur, a unos setenta kilómetros de Bruselas, en donde recibió el apoyo de Alejandro Farnesio, eclesiástico y tercer duque de Parma, que salió en su defensa. Reforzadas, las tropas españolas se enfrentaron al ejército rebelde en la batalla de Gembloux. Acosando a la retaguardia y explotando su ventaja gracias a la caballería, devastaron al enemigo por completoComo consecuencia de las secuelas del tifus, murió en 1578.

Alejandro Farnesio, que tomó el testigo como gobernador de Países Bajos a la muerte de Don Juan de Austria, fue un personaje peculiar. Tuvo una larga experiencia militar. Antes de recalar en tierras holandesas, viajó previamente a Francia para las Guerras de Religión, donde se posicionó del lado católico. Frente a los rebeldes holandeses estuvo a punto de perder la vida en varias ocasiones. Una de ellas, en el asedio de Oudenaarde, en 1582.

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