La clorofila no es una sola molécula, sino un conjunto de compuestos estrechamente relacionados. En las plantas, los más comunes son la clorofila a (C₅₅H₇₂O₅N₄Mg) y la
clorofila b (C₅₅H₇₀O₆N₄Mg).

Ambas comparten una misma base estructural: un amplio anillo de porfirina con un ion central de magnesio (Mg²⁺), responsable de su capacidad para captar energía luminosa de forma eficiente.

La pequeña diferencia en sus cadenas laterales hace que cada tipo absorba longitudes de onda distintas, ampliando el rango de luz que las plantas pueden utilizar para la fotosíntesis.

La clorofila puede transformar la luz solar en energía química, sosteniendo no solo a la planta, sino a prácticamente toda la vida en el planeta.
No hay comentarios:
Publicar un comentario