El secreto del GPS de las hormigas.



Más allá de seguir rastros de feromonas, las hormigas cuentan con un sistema de navegación increíblemente preciso. Su principal brújula es el Sol. Pero incluso en días nublados pueden orientarse gracias a un don especial: perciben la luz polarizada del cielo. Lo que para nosotros es invisible, para ellas es un mapa que les indica la posición del Sol en todo momento, permitiéndoles orientarse con exactitud.
Saber hacia dónde ir no basta: también necesitan calcular la distancia recorrida. Para ello usan un “podómetro” interno, contando sus pasos. Científicos lo demostraron en un experimento sorprendente: colocaron diminutos zancos a algunas hormigas para alargar sus patas y acortaron las de otras. Las de patas más largas se pasaron de su hormiguero, mientras que las de patas cortas se detuvieron antes de llegar. Todas calculaban la distancia según la longitud de su zancada habitual.
Al unir la dirección (gracias a su brújula solar) y la distancia (medida con su contador de pasos), las hormigas trazan un camino directo de vuelta a casa, sin necesidad de rehacer el recorrido. Pequeñas maestras de la orientación, con una “tecnología” que los humanos apenas comenzamos a entender.
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