jueves, 18 de septiembre de 2025

Tal día como hoy pero en 1782 nació en Oviedo José Tomás Boves




 Tal día como hoy pero en 1782 nació en Oviedo José Tomás Boves, también conocido como el León de los Llanos, el Urogallo, la Bestia a caballo o simplemente Taita, un jefe realista en la guerra de independencia venezolana, autonombrado comandante general del Ejército Real de Barlovento (también llamada la Legión Infernal) y caudillo de los llaneros en el transcurso de la guerra de Independencia de Venezuela durante la Segunda República (1813-1814).

Cursó estudios de Náutica y Pilotaje en el recién inaugurado Real Instituto Asturiano de Náutica y Mineralogía entre 1794 y 1798, de donde pasó a prestar servicio en la Real Armada Española y en buques mercantes o de correos. Involucrado en el contrabando por la necesidad de ayudar a mantener a su familia en España, fue juzgado y sentenciado a 8 años de prisión y deportado al castillo de Puerto Cabello en la entonces Capitanía General de Venezuela, pero le fue conmutada su pena de prisión por la de destierro a la Villa de Calabozo.
Después de su sentencia se asentó en la región de los Llanos donde abrió una pulpería, actividad considerada infame por los mantuanos de Caracas; ampliando luego sus actividades comerciales con tráfico de ganado cimarrón o salvaje. Rechazado por la aristocracia criolla Boves prefería pasar su tiempo con el pueblo llanero formado por negros, mulatos, mestizos e indios a los que trataba como iguales y por lo que ellos empezaron a llamarle Taita (papá).
A lo largo de su breve pero notoria carrera militar, Boves se transformó en un auténtico caudillo popular. Valiéndose de los resentimientos sociales de las clases más bajas contra los abusos y explotación de que eran objeto por la aristocracia criolla, desencadenó una feroz ofensiva contra los ejércitos independentistas y se convirtió en un auténtico peligro para la causa republicana de las élites venezolanas. El liderazgo y el accionar de Boves constituyeron una causa fundamental para la caída de la Segunda República. Sus llaneros de a caballo fueron temidos, sobre todo los pardos, mestizos y negros.
A finales de febrero de 1814, Boves y Morales atacaron a Bolívar, que se había atrincherado en San Mateo. El primero tuvo que desistir del ataque al saber que se acercaban las tropas del general Mariño, quien finalmente le venció en la batalla de Bocachica. Perseguido por las tropas de Bolívar, se dirigió a Valencia, que sitiaba Cajigal. Los españoles tuvieron que levantar el cerco (3 de abril de 1814) y Boves regresó al Llano, donde reorganizó sus fuerzas y volvió a la ofensiva. El 15 de junio de 1814 derrotó en el lugar de la Puerta a las fuerzas de los ejércitos unidos de Bolívar y Mariño, que tuvieron que replegarse muy maltrechos.
Una parte de las tropas de Boves marchó contra Caracas, mientras que el resto, dirigido por él mismo, fue a Valencia para sitiarla. Caracas cayó en manos españolas el 7 de julio y Valencia, el 10 del mismo mes. Boves fusiló a los patriotas y se autonombró comandante general del ejército realista, desconociendo que tal título le correspondía a Cajigal por ser capitán general de Venezuela. Boves actuó en Caracas con toda arbitrariedad.
Se autonombró comandante general de las fuerzas realistas y se negó a acatar las órdenes de la Audiencia. Luego emprendió la campaña del Oriente. Tomó Cumaná, la saqueó y la dejó reducida a ruinas. Luego derrotó en el sitio de los Magüeyes al coronel independentista José Francisco Bermúdez y nuevamente en la batalla de Urica (5 de diciembre de 1814). No pudo saborear esta última victoria, pues murió durante el combate a causa de un lanzazo. Boves fue enterrado en la iglesia de Urica. Le sucedió Morales y muy pronto llegaron tropas regulares españolas mandadas por el general Juan Pablo Morillo para asumir la defensa realista. La época de los llaneros-bandoleros había llegado a su fin.
La figura de Boves es muy polémica: en Venezuela se ha convertido en el arquetipo de guerrero terrible. Este hecho ha generado cierta distorsión entre la historia oficial y la real. Se le atribuyen atrocidades con los prisioneros y cualidades excepcionales de estrategia militar. Desde luego fue, con Bolívar, uno de los artífices de la llamada “guerra a muerte”. El asturiano enseñó a Bolívar la eficacia de la caballería llanera; su movilidad, su austeridad y su capacidad de recuperación. Bolívar aplicó sus enseñanzas a partir de la muerte de Boves.
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