LA CIENCIA LO CONFIRMA: PERDER A UN PERRO ES TAN DOLOROSO COMO PERDER A UN SER QUERIDO
El vínculo entre los humanos y los perros va mucho más allá de la simple compañía. Diversos estudios en neurociencia y psicología han demostrado que la relación con una mascota activa en el cerebro los mismos circuitos asociados al apego que los que se forman con familiares o amigos cercanos. Por ello, cuando un perro muere, el cerebro y el cuerpo experimentan un proceso de duelo comparable al que ocurre tras la pérdida de un ser querido.
Las neuroimágenes han mostrado que interactuar con un perro libera oxitocina, la misma hormona vinculada al amor, la confianza y la conexión emocional. A lo largo de los años, esta química biológica consolida un lazo profundo, donde el animal pasa a formar parte del núcleo afectivo del dueño. Así, cuando se produce la pérdida, la reacción del cerebro es de dolor real, no simbólico.
En lo físico, el duelo por la muerte de un perro puede provocar síntomas clásicos de tristeza intensa: insomnio, falta de apetito, ansiedad y una sensación de vacío que no se resuelve con facilidad. En lo emocional, muchos dueños reportan que la ausencia de su mascota resulta incluso más devastadora que la de algunas relaciones humanas, porque el perro representaba amor incondicional, compañía diaria y apoyo silencioso frente a la soledad.
La ciencia también ha demostrado que el dolor puede verse intensificado por un fenómeno social: mientras la pérdida de un familiar suele estar acompañada de rituales de duelo y apoyo social, la muerte de un perro muchas veces se minimiza, lo que deja al dueño en un duelo silencioso y poco validado. Esto genera una carga emocional adicional, al sentir que su sufrimiento no es comprendido ni respetado.
Reconocer que la muerte de un perro puede ser tan dolorosa como la de un ser humano cercano es reconocer la verdadera dimensión del vínculo humano-animal. No se trata de exageración ni de sentimentalismo: es un hecho biológico, emocional y social. Aceptar este dolor y permitir que se viva el duelo con respeto es una forma de honrar la profundidad del lazo que compartimos con esos seres que, sin palabras, transforman nuestra vida con su presencia.
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