lunes, 29 de septiembre de 2025

LA RETINA POSEE CONOS Y BASTONES QUE DETECTAN COLORES Y LUZ TENUE, RESPECTIVAMENTE


 LA RETINA POSEE CONOS Y BASTONES QUE DETECTAN COLORES Y LUZ TENUE, RESPECTIVAMENTE

La retina es una fina capa de tejido nervioso ubicada en la parte posterior del ojo, y constituye el elemento clave que transforma la luz en señales eléctricas que el cerebro convierte en imágenes. Para cumplir esta función, cuenta con dos tipos de fotorreceptores altamente especializados: los conos y los bastones, cada uno adaptado a condiciones visuales diferentes.
Los conos son responsables de la visión en condiciones de luz intensa y de la percepción del color. Se concentran principalmente en la región central de la retina, especialmente en la fóvea, que es la zona de mayor agudeza visual. Existen tres tipos de conos, cada uno sensible a distintas longitudes de onda: rojo, verde y azul. Gracias a la combinación de sus respuestas, el cerebro es capaz de percibir millones de tonalidades y detalles finos, permitiendo una visión nítida y a color durante el día.
Por otro lado, los bastones están diseñados para la visión en condiciones de poca luz. Son mucho más numerosos que los conos (alrededor de 120 millones frente a 6 millones de conos) y se distribuyen principalmente en la periferia de la retina. Son extremadamente sensibles a la luz, pero no distinguen colores; por eso, en ambientes oscuros vemos en tonos de gris y con menos nitidez. Gracias a los bastones podemos detectar movimiento y formas generales en penumbra, desempeñando un papel crucial en la visión nocturna.
Cuando la luz incide sobre estos fotorreceptores, desencadena una serie de reacciones químicas que generan impulsos eléctricos. Estas señales son procesadas por neuronas retinianas y enviadas al cerebro a través del nervio óptico, donde finalmente se interpretan como imágenes coherentes.
La complementación entre conos y bastones permite al ojo humano adaptarse a entornos con diferentes niveles de iluminación, desde un día soleado hasta la oscuridad de la noche. Alteraciones en estas células —como ocurre en enfermedades degenerativas de la retina— pueden afectar gravemente la capacidad visual, demostrando la importancia de su función precisa y coordinada.
En conjunto, conos y bastones representan un sistema sensorial altamente sofisticado, que convierte la luz en una experiencia visual rica y adaptable, esencial para nuestra interacción con el entorno.

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