lunes, 15 de diciembre de 2025

¡La perica en puertas!

 

¡La perica en puertas!




En contadas ocasiones todavía se escucha esta vieja expresión que nació del juego del Envite, exclamación manifestando que algo desconocido va a suceder. Tiene como ya hemos dicho su origen en el juego del Envite, de cuando uno de los mandadores de los dos equipos ordena a uno de sus jugadores a poner en la mesa la Sota de Oros, llamada por su hermosura "Perica".


El otro mandador con esta jugada advierte en ese instante que el contrario está preparando una jugada, pues sabe que La Perica es uno de los triunfos intermedios a la que sólo gana el Caballo Tres de Bastos, y dependiendo del número de jugadores, el Cinco y As de Oros. Adivina que con esta jugada está tratando de obligarle a sacar alguno de sus triunfos que le pueda ganar y que le supone, tratando de garantizar así su victoria con el triunfo que aún guarda.


Sabe como con el decir, que al salir La Perica, el desconocido desenlace está por suceder de un momento a otro. La incertidumbre del desenlace en la vida misma lo describe Pancho Guerra en Las Memorias de Pepe Monagas, al narrar la odisea de Chanillo cuando se le ocurre satisfacer el antojo de su mujer Epifanía, en avanzado embarazo, para darle un paseo en la mula por los caminos de Tunte, la tierra del autor.


«Y aquí tiene usted a mi padre metido en lo que él llamaba después, cuando relataba el percance, "el compromiso más imperante de mi vida". Cogió el atracón a los viajeros en medio de un claro, sin un alma a la vista. Había remontado el sol, ese sol de horno que receba por julio el hondón de Tunte, sacándole a sus bravas laderas, a sus mesas y a sus barrancos caldas y soflamas de infierno. Sudaba mi madre, sudaba mi padre -derritiéndose cada cual por lo suyo, aparte el abacorante costal del verano- y sudaba la mula, aunque ésta bien ajena a aquella "perica en puerta" que sustentaba, y que de pronto había hecho del mundo todo -de Gran Canaria, de las siete islas, de España y de Cuba- dos gordos e imposibles nudos».


Ya incluye el propio autor en su léxico el significado de la expresión «"LA PERICA EN PUERTA", dice el insular ante la aparición imprevista de algo molesto, un "inglés", por ejemplo». Añade también «PERICA.- La "sota de oros" en el envite. Es el naipe más risueño del divertido juego. Si está bien situada da que hacer lo suyo. De ahí el dicho: "La perica en puertas" y "Tres, caballo y perica"».


Esta última expresión cuando se mencionan las tres cartas, es usada también para manifestar que se tienen todos los triunfos, y en sentido figurado es otro decir que es mencionado con satisfacción cuando se está a punto de ganar algo con total seguridad.


Pero el recurso a "La Perica", aún siendo el Envite un juego preferentemente practicado por hombres, su seña era un lenguaje al uso en los enamoramientos. En el juego, cuando algún jugador lleva "La Perica" y tiene que comunicárselo a su mandador, con la debida precaución para que no sea advertido por el contrincante, picará un ojo.

Conocido que era por las mujeres, aquellas que eran pretendidas por algún galán, ella mostraba su conformidad picando o guiñando el ojo, de donde el galán ya entendía que la galana le había "picado La Perica" iniciándose así el juego del enamoramiento recíproco, cuyo desenlace final estaría por ver. 

Es un mataperro

 


Este antiguo decir o locución con la que se calificaba a los jóvenes un tanto rebeldes, muy amigos de la calle y de escaparse de cumplir con la obligación que corresponde a su edad de acudir a la escuela para formarse y educarse en la vida, se viene perdiendo cada vez más con los nuevos modismos coloquiales y los propios cambios sociales, si bien todavía se escucha en algunos pueblos de interior de las islas, y también cuando algunos abuelos en sentido cariñoso, muy distinto al primigenio de antes, dedican a los niños cuando realizan alguna simpática pillería.



Es esta actualizada definición la que recoge la ACADEMIA CANARIA DE LA LENGUA en el diccionario de canarismos para el término: «mataperrería.     1. f. Or.  Acción propia de mataperros. 'Cuando hacían alguna mataperrería, la madre los penaba sin dejarlos salir a jugar'».


Antes el calificativo de "mataperros" era dedicado a los jóvenes, y cuando maduraban y se convertían en auténticos hombres adultos recibían el despectivo calificativo de "baladrón"«hombre zascandil, dado a incumplimientos, enredos y otras mañas de pícaro» como nos cuenta Pancho Guerra.


La voz "Mataperros" por el origen que le atribuimos más adelante, entendemos pudo emigrar de las islas en dirección a América, y así recoge el DRAE su uso coloquial en Cuba y Perú, tanto masculino como femenino, con el significado de «Muchacho callejero y travieso».


Cronológicamente, tenemos la referencia bibliográfica más antigua en Agustin Millares Cubas, quien recoge en el léxico: «MATAPERRO.- Cierto que no es muy noble y excelente oficio el de "matar perros", aunque se le considere como un ministerio derivado de la administración municipal. Esta nota infamante explica el que se haya dado el nombre de mataperros a los chiquillos mal criados, "azota-calles", tránsfugas de la escuela, antes campeones en las guirreas y hoy catecúmenos del "fut-bol".


Ellos son los que ilustran las paredes acabadas de albear, con "grafitos" y vocablos ingenuamente naturalistas; ellos los que en los barrios mal policía, adornan los cristales de las ventanas con rutilantes estrellas, nacidas al conjuro de una pedrada. Sus hazañas, naturalmente, se llaman mataperrerías; pero este nombre se aplica también a la acción indecorosa y atrevida, concebida y realizada en detrimento del prójimo, y mataperros es el autor de ella, cualesquiera sean sus títulos y preeminencias sociales».


El académico apunta a que su origen puede estar en los encargados por el municipio para la recogida y muerte de los perros callejeros, puede estimarse que no es así, por cuanto etimológicamente el comportamiento que luego define estaría más cerca en sentido figurado del propio "perro callejero" que del oficio de matarlos.


El autor nos da cuenta con abundancia del perfil del joven individuo y de sus mataperrerías, y nos describe a finales del siglo XIX una escena de nuestros actuales tiempos, de donde podemos comprender perfectamente su percepción del personaje.


Pero es Pancho Guerra quien nos coloca en la pista del probable origen del término "mataperro" cuando en su  léxico recoge la voz "VENENO", canarismo con una acepción no recogida por el DRAE: «Se dice o se le aplica al hombre y más al niño malo, rebelde: "Eres un veneno", equivalente a "Sos un mataperro". Hombre o chico de la "piel del diablo"».


Este canarismo es también recogido en su diccionario por la ACADEMIA CANARIA DE LA LENGUA cuando incluye dos acepciones para «veneno. 1. m. Persona de mala índole. 'Tenía un encargado que era un veneno'. 2. m. Niño travieso. 'Aquel veneno se había convertido en un chico tranquilo y formal'».


La pista que nos aporta Pancho Guerra, que coincide con lo recogido en el Diccionario de Canarismos, nos lleva al endemismo de Gran Canaria y Tenerife conocido como Cardoncillo Gris (Ceropegia fusca), así llamado por su parecido al Cardón Canario (Euphorbia canariensis) que se encuentra en zonas de Tabaibal-Cardonal hasta los 600 metros de altitud.


Se trata del Cardoncillo Gris de tallos cilíndricos de color blanco-grisáceos o parduzcos, con flores de color rojizo que crecen en los entrenudos superiores en primavera-verano y acaban en frutos de marrón-rojizos alargados, de dos en dos, que contienen numerosas semillas marrones provistas de un penacho de pelos blancos que favorece su dispersión por el viento, y que es también conocido popularmente como mataperros.    


El nombre de "mataperros" hace referencia a su gran toxicidad, muy venenosa, frecuente en especies de la familia "Asclepiadaceae", empleándose con la debida precaución el zumo de los tallos en medicina popular para cicatrizar heridas externas, y curiosamente, sirve como antídoto de los efectos del látex del cardón canario. No resultaría extraño que tal nombre vulgar fuera dado en los ambientes pastoriles por su conocimiento de que algunos perros se purgaban con élla y algunos perros morían o resultaban muertos después de haber mordido algún tallo de Cardoncillo Gris (Fuente oral: Juan M. Díaz Quintana /Montaña Alta).


En algunas islas de la provincia occidental se da también el conocido como Cardoncillo Verde (Ceropegia dichotoma), endemismo del que se conocen dos subespecies: ssp. dichotoma, en Tenerife, La Palma y El Hierro y la ssp. krainzii (Sventenius) Bruyns, presente en Tenerife y La Gomera. Ambos se distinguen del Cardoncillo Gris por tener sus tallos de color verdoso y flores de color amarillo. También es conocido popularmente como "mataperros".

Es un velillo

 

Es un velillo





Probablemente sea un viejo y muy conocido decir que ha caído en desuso por la pérdida de uso de la palabra "velillo" o "belillo", según se quiera pues era igual su pronunciación al no existir distinción sonora entre 'V' y 'B' y sí distinta escritura según la isla.

Tratándose de un canarismo con distintas acepciones, reparemos primero en el significado que se le daba al decir para entenderlo y conocer su evolución en el tiempo. Cuando de alguien se decía "Es un velillo"sin reparar en el género masculino o femenino, hombre o mujer, era algo así como un "cabeza-loca",  como persona irresponsable que "ponía los cuernos" a su pareja, y menos frecuente, cuando vagabundeaba y abandonando su trabajo aún teniendo mujer e hijos.

Veamos primero las distintas acepciones y expresiones documentadas que aporta el diccionario de la ACADEMIA CANARIA DE LA LENGUA, para después conocer de las distintas referencias bibliográficas que nos permitan conocer de su evolución.
«velillo.
1. m. Porción de cosas atadas, envoltorio. 'La mujer le llevaba un velillo con la ropa limpia.
2. m. Lanzarote.  Equipaje. 'Ella está con el velillo preparado para que vengan a buscarla'.
3. m. Piedra grande. 'Un velillo que se había desprendido le tiró una pared del alpende'.
4. m. Lanzarote, Fuerteventura y Tenerife.  Persona torpe. 'Les dio clases particulares a unos velillos que habían suspendido el curso'.
5. m. La Palma.  Persona alocada o de poco asiento.
6. m. Persona despreciable, bribón. 'Se metió en negocios con aquellos velillos, y lo arruinaron'.
7. m. Fuerteventura y Gran Canaria.  Mujer de mala vida.»
Observamos de las siete acepciones, que las dos primeras se definen con envoltorios o equipajes, la tercera con un tamaño de piedra, y las cuatro últimas con distintas definiciones que describen la "cabeza loca" de ambos géneros a que se refiere el decir

En contestación a una consulta, nuestra ACADEMIA informa que «La acepción que hemos numerado con el 1 es la primitiva, que procede, por aplicación metonímica, de la voz del español general velo, 'cortina o tela que cubre algo'. Las demás, suponen aplicaciones metafóricas o desplazamientos metonímicos surgidos a partir de este primer sentido. Razones etimológicas, por tanto, explican la utilización de “v” en lugar de “b” en su escritura».

Del léxico de Gran Canaria nos dice Agustín Millares Cubas de «BELILLO.- Es un belillo, un ente despreciable, sin palabra, sin respetabilidad. También es un belillo la mujer de vida airada. Y un lio, un bulto, un envoltorio, es también un belillo».

Pancho Guerra, después de matizar que algunas palabras de nuestro léxico se escriben de distinta forma «... unas veces vagañete y otras bagañete, belillo y velillo, baladronas y valadronas, zingar, pisco y pizco, diblusar y dibluzar, tansa y tanza, bernegal y vernegal», y así incluye «BELILLO/VELILLO.- Bribón, pícaro, golfo. Se aplica especialmente a las hembras que se echan al traer. También se dice belillo a un regalo en forma de envoltorio traído de Cuba».

Hemos querido destacar en negrita su última acepción pues llama la atención que se le llame así a un regalo traído de Cuba, dado que también Velillo es una localidad que se encuentra en Camagüey (Cuba) al noroeste de esta última gran población, de donde pudiera argumentarse que sea este su origen etimológico y no el apuntado por la ACADEMIA que sea de la aplicación metonímica de "velo" o tropo consistente en designar "velillo" por la semejanza con el nombre del "velo" que cubre el envoltorio.

Resultan de suma curiosidad las distintas acepciones del canarismo "velillo", que no parecen guardar relación entre ellas, si bien podríamos hacer distintas conjeturas para relacionarlas. Tenemos, como antes comentamos, dos primeras definidas como envoltorios y equipajes, que en la versión de Millares Cubas llama "bultos", y de este último "abultamiento" que a su vez es sinónimo de "prominencia", que el DRAE recoge como «1. f. Elevación de algo sobre lo que está alrededor o cerca de ello», que nos puede definir también a una "Piedra grande" en la ladera, de donde tendríamos conectadas etimológicamente las tres primeras acepciones.

Siguiendo con nuestras conjeturas para conectar estas tres primeras acepciones con las cuatro siguientes, todos conocemos de un actual decir de las islas con similar significado: "Es un paquete". Veamos lo que nos dice la actual versión del DRAE de este término "paquete". Viene definido en su primera acepción «1. m. Lío o envoltorio bien dispuesto y no muy abultado de cosas de una misma o distinta clase», que curiosamente coincide prácticamente con las dos primeras acepciones del canarismo "velillo".

Y también nos aporta el DRAE una décima acepción «10. m. coloq. Arg., Cuba y Ur. Persona torpe y aburrida», que circunscribe al lenguaje coloquial de Argentina, Cuba y Uruguay que han sido lugares de destino de los emigrantes canarios. Además tenemos el canarismo que recoge la repetida ACADEMIA CANARIA DE LA LENGUA de la misma palabra: «paquete. 1. m. Persona torpe. 2. m. Persona pesada y molesta», de donde podríamos cerrar totalmente la conexión entre las distintas acepciones del tan traído "velillo" de nuestro decir.

Estas conjeturas nuestras no terminarán por determinar el origen del canarismo "velillo" o "belillo" de nuestro decir, aunque aportemos una localización, pero sí parece vincular entre sí todas las acepciones que al término se le dan, así como su viaje de ida o vuelta con los emigrantes, y como no, su posible evolución hacia el canarismo "paquete", rebajando de alguna manera la intensidad de la "cabeza-loca" para quedar en "cabeza-torpe/molesta" que también encontramos en ambas orillas del Atlántico.

Jíncate un tuno" es una expresión canaria que significa algo así como "¡vete por ahí!",





 

Jíncate un tuno





Se trata de una locución grancanaria empleada en imperativo para alejar a alguien de nuestro lado como desaire porque nos está fastidiando por cualquier causa. Consideramos que su antigüedad se remonta a la segunda mitad del siglo XX, dado que no hemos localizado esta expresión en ningún texto anterior.

Su localización canariona lo es por la utilización del canarismo "tuno" que según la ACADEMIA CANARIA DE LA LENGUA es el «Fruto de la tunera, higo chumbo. 'Las porretas se hacen secando los tunos», voz usada en Gran Canaria y Fuerteventura pues en otras islas es más utilizado para llamar al fruto "higo pico" o "higo de pala".

En la construcción del decir se recurre a un verbo del léxico de las islas, con un significado totalmente distinto al recogido en el DRAE. El académico Agustín Millares Cubas nos lo explica en su entrada «JINCARSE.- Término vulgarísimo que no tiene nada que ver con "hincarse" pues aquí no se trata de genuflexiones, ni de prosternarse ante ningún altar, sino de comer con voracidad, de manducar. — 'Se jincó media docena de pasteles y un cacho de morcilla'».

Pero su acepción en un decir que tiene que manifestar desagrado o desaire a quien se dedica, debiera contener una mayor malicia, que entendemos cuando reparamos en el amplio uso coloquial que nos aporta Pancho Guerra: «jincar = meter, introducir, tirar, pegar, arrojar, dar, hacer beber» y más concreto el reflexivo «jincarse = tirarse, arrojarse, arrodillarse, comerse, beberse».

La antes mencionada ACADEMIA registra por ello hasta cuatro acepciones al verbo jincar:
1. v. Lz, Fv, GC y LP.  Dar, propinar. 'Jugando a la pelota le jincó una patada'.
2. v. Or.  Arrojar, tirar. 'Lo cogió desprevenido y lo jincó al agua'.
3. prnl. Comerse o beberse algo de golpe o con rapidez. 'Se jincó cuatro sardinas y un vaso de vino, y se fue con la misma'.
4. prnl. Fv y GC.  Precipitarse. 'Pisó mal, y se jincó del andamio al suelo'.
En las cuatro expresiones de fuentes recogidas, la acción del verbo jincar manifiesta cierta maldad, bien lo fuera deseada o sufrida por el sujeto. Cuando en la construcción del decir se complementa con el tuno, hay un manifiesto deseo de que nuestro interlocutor se apeñusque, en el sentido semántico que recoge dice Pancho Guerra: 

«APEÑUSCARSE.-Apretarse extremadamente algunas cosas: los racimos de uvas muy granados. Se dice de ciertas cosas cuya materia se concentra y endurece. (Por ejemplo, de los crocantes o guirlaches pasados de punto, del mazapán sorprendentemente olvidado a medias. También se apeñuscan en los "centros" las comidas de mucha sustancia, copiosas y mal digeridas. Asimismo ciertos peligrosos frutos, como los tunos con fama y hechos de que entran uno a uno y quieren salir todos juntos ...».

Igualmente nos lo describe Agustín Millares cuando recoge el verbo «TUPIR, TUPIRSE.- Aparte de otras acepciones, que ignoro si son o no Canarias, se dice que está tupido el que padece de la molestísima dolencia del estreñimiento sobre todo al que el vulgo atribuye al abuso de los tunos o higos chumbos. También se emplea el verbo tupir en sentido activo en el de colmar, abrumar una persona a otra con obsequios o cosa semejante. —'¡Hoy me mandó F. otro racimo. Me tiene tupido a plátanosi. En fin, también se dice que está tupido al individuo de corta inteligencia, que no acierta a entender un asunto sencillo, sin complicaciones».

Otra locución alternativa y de igual significado, también usada en Gran Canaria pero más aún en las otras islas, es Arráyate un millo. Tiene su origen en los juegos de cartas, más concretamente en el Envite, cuando vistas las cartas del contrario, uno de los dos equipos da por perdido uno de los juegos de la partida y no quiere enseñar sus cartas, se rinde manifestándolo así.

Probablemente de estas locuciones o eufemismos de manifestaciones de fastidio o desaire por alguien, o algo dicho o hecho por el mismo, muy usadas en península y algunas arribadas a las islas, hay una larga nómina sustentadas en distintos ejemplos figurados, pero todas con igual significado semántico.

De las más soeces tenemos las que mandan a "tomar por culo""por saco""al carajo""a cagar"; las menos malsonantes "al quinto pino""a la porra" (instrumento o arma alargada, usada como maza,...); los muchos de freír como "espárragos" (lo ilógico, pues lo que corresponde es hervirlos), "churros" (lo lógico pero fastidioso para el que no sabe, o también por su derivación y parecido con las porras de sartén), "la mona" (borrachera); o aquellos trabajos artesanos que son inacabables como "puñetas" (encaje o vuelillo de algunos puños,...) o ejercicios incómodos y eternos como "gárgaras" (acción de mantener un líquido en la garganta, con la boca hacia arriba, sin tragarlo y expulsando el aire, ...), y un largo e interminable etcétera.

Sin duda nuestro decir ¡Jíncate un tuno!no tiene la ternura de la bonita imagen de JUANÉ con un pajarillo picoteando el tuno, pero si la intríngulis (Intención solapada o razón oculta que se entrevé o supone en una persona o en una acción) y semántica de que nuestro interlocutor se lo coma, se tupa y se apeñusque para que no nos fastidie más.