Me quedé completamente atónita.

 

Me quedé completamente atónita. Llevé a mi nueva hija de acogida a comprar algunos artículos esenciales. Como la mayoría de los niños en cuidado de crianza, apenas tenía nada: zapatos gastados, sin ropa interior, pijamas, calcetines ni artículos de aseo, y ropa que no le quedaba bien. Fuimos de compras por necesidades básicas y algunos bocadillos divertidos.

Mientras nos divertíamos en la sección de disfraces de Target, una mujer se acercó a nosotras. Me preguntó a qué me dedicaba, y le expliqué mi trabajo y nuestro ministerio de cuidado de crianza. La mujer sonrió y dijo que le encantaría ser voluntaria con nosotras, luego compartió que había estado en cuidado de crianza cuando era adolescente. Mi pequeña, con su forma infantil, dijo: "Yo estoy en cuidado de crianza". La mujer me miró y preguntó si podía comprarle un juguete. Entonces, durante la hora siguiente, se desató una maratón de compras, como las que se ven en la televisión.

Esta mujer, que era maestra de escuela, guió a mi dulce niña en una maratón que me dejó sin palabras. Compró zapatos, una mochila, juguetes, bombas de baño, una manta y una almohada mullidas, y calcetines esponjosos. Todavía no puedo creerlo. La mujer no tenía idea de que esta niña había llegado con casi nada, ¡pero Dios proveyó! Quiero ser como la señora Carolyn cuando crezca. Quiero amar y dar generosamente como ella lo hizo; fue increíble. Mi niña dijo que se sentía muy especial y siguió diciendo: "Dios me bendijo", y estoy segura de que dijo gracias una docena de veces.

Ahora estamos en casa, jugando con los nuevos juguetes, usando las nuevas pijamas y calcetines, y probando la nueva manta y almohada. Aunque su mundo se puso patas arriba hace menos de un día, esta noche se restauró algo de dignidad, y esta niña, a la que ya adoro, dice que se siente especial.

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