¿Sabías que uno de los escritores más influyentes de la literatura moderna vivió sintiéndose como un intruso en su propia vida?
Franz Kafka no solo escribió libros. Escribió sensaciones. Angustia, culpa, alienación. Obras como La Metamorfosis y El Proceso no solo son ficción… son retratos de su propia mente.
Nunca se sintió comprendido. Dudaba de su talento, rompía manuscritos, y pidió que todos sus escritos fueran destruidos tras su muerte. Por suerte, su amigo Max Brod desobedeció.
Murió a los 40 años, enfermo de tuberculosis, con la sensación de haber fracasado. Nunca vio la fama. Nunca sintió el impacto que su obra tendría.
Kafka nos enseñó que el verdadero terror no está en monstruos o fantasmas… sino en la burocracia, en la incomunicación, en sentirse invisible.
Fue un visionario atrapado en una época que no supo qué hacer con él.

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