martes, 14 de octubre de 2025

Tal día para hoy pero en 1536, murió en combate contra los franceses Garcilaso de la Vega, poeta y militar del Siglo de Oro.

 Tal día para hoy pero en 1536, murió en combate contra los franceses Garcilaso de la Vega, poeta y militar del Siglo de Oro.


Poeta renacentista, perteneciente a una noble familia castellana, Garcilaso de la Vega participó ya desde muy joven en las numerosas batallas de su tiempo. Autor de una corta producción de versos que no publicó en vida. Tras su fallecimiento, la viuda de su amigo Juan Boscán reunió los manuscritos, los revisó y publicó en Barcelona bajo el título de Las obras de Boscán y algunas de Garcilaso de la Vega (1543). Considerada obra inaugural del renacimiento literario hispano a mediados del siglo XVI. Su obra completa se compone de poco más de 4.000 versos que forman tres églogas, 38 sonetos, dos elegías, cinco canciones y una epístola.
Al estallar la Guerra italiana de 1536-1538, la tercera guerra de Francisco I de Francia contra Carlos V, la expedición contra Francia de 1536 a través de Provenza sería la última experiencia militar de Garcilaso. El poeta fue nombrado maestre de campo de un tercio de infantería, embarcándose en Málaga a cargo de los 3000 infantes que lo componían. Durante el temerario asalto a una fortaleza a finales de septiembre de 1536, acudiendo al combate sin armas defensivas a excepción de una rodela, en Le Muy, cerca de Fréjus, fue el primer hombre en trepar por la escala, y alcanzado por una piedra arrojada por los defensores cayó al foso gravemente herido. El Emperador, preso de la ira por su futura y segura muerte mandó ahorcar a la guarnición una vez tomada la fortificación. Trasladado a Niza, murió en esta ciudad a los pocos días, asistido por su amigo Francisco de Borja, duque de Gandía.
Ejemplo perfecto del paradigma del poeta-soldado, que como bien dijo Cervantes en el Quijote: "...nunca la lanza embotó la pluma, ni la pluma la lanza". El propio Garcilaso es el primero en definirse atrapado en esta dualidad entre el oficio de las armas y su vocación literaria, desdoblamiento visible a lo largo de toda su obra, pero expresado en el verso “tomando ora la espada, ora la pluma”. Desde los poetas del Siglo de Oro a los actuales, múltiples escritores han reconocido la gran obra de Garcilaso, contribuyendo a su exaltación como “príncipe de los poetas castellanos”.
Rafael Alberti le ensalza en su “Elegía a Garcilaso” (Si Garcilaso volviera, / yo sería su escudero; / que buen caballero era…) o Miguel Hernández en su "Égloga a Garcilaso" (Un claro caballero de rocío, / un pastor, un guerrero de relente, / eterno es bajo el Tajo; bajo el río / de bronce decidido y transparente…), pasando por la "Égloga, elegía, oda" de Luis Cernuda, quien le dedicó un profundo ensayo. Gustavo Adolfo Bécquer le describió como “Tipo completo del siglo más brillante de nuestra historia” y Miguel de Cervantes le consideró el modelo perfecto de poeta, tal y como expresa en La Galatea y Los trabajos de Persiles y Sigismunda, elogios al jamás alabado como se debe poeta Garcilaso de la Vega.
Puede ser una imagen de monumento
Todas las reacciones:
1

No hay comentarios: