miércoles, 12 de noviembre de 2025

Tal día como hoy pero en 1912 murió asesinado el presidente del Gobierno José Canalejas




 Tal día como hoy pero en 1912 murió asesinado el presidente del Gobierno José Canalejas, por el anarquista Manuel Pardiñas Serrano cuando el presidente se detuvo a contemplar el escaparate de la librería San Martín en la Puerta del Sol de Madrid.

Desde su nombramiento como jefe del gobierno, Canalejas dispuso de una escolta policial. Sin embargo, este no era muy entusiasta de ir moviéndose por Madrid con sus escoltas y en numerosas ocasiones incluso les daba «esquinazo». Los policías de escolta no reaccionaron a tiempo de salvar la vida a Canalejas, pero sí lograron acorralar a Pardiñas, que se suicidó.
El de Canalejas no era el primer asesinato de un jefe de gobierno. En 1870 el general Juan Prim había sido asesinado en un confuso atentado, y en 1897 el político conservador Antonio Cánovas del Castillo también fue asesinado por un anarquista italiano. El asesinato de Canalejas supuso una profunda reorganización de la policía y los servicios de seguridad, lo que incluyó la creación de la nueva Dirección General de Seguridad.
El asesinato de Canalejas tuvo una gran importancia en la vida política española. Su muerte le impidió llegar a realizar las esperadas reformas políticas que hubieran transformado el régimen existente en una verdadera democracia, acabando con el caciquismo y el fraude electoral. Desde entonces, el sistema político de la Restauración entró en una profunda crisis.
Suprimió el impuesto de consumos, mejoró la legislación social e intentó resolver la cuestión catalana con un proyecto de Mancomunidad y limitó la instalación de órdenes religiosas. Estableció el servicio militar obligatorio con el que se ponía fin al injusto sistema de las quintas, que incluían la redención en metálico y la sustitución, los dos métodos utilizados por las clases acomodadas para evitar que sus hijos fueran reclutados.
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Pedro tiene dos mamás

 



Pedro tiene dos mamás | Cuentos escritos por niños

 

Pedro es un niño de 7 años. Como a todos los niños de su edad, le gusta jugar, salir al parque, pasar el rato con sus abuelos… Pero hay una cosa que diferencia a Pedro del resto de sus compañeros de clase: ¡Pedro tiene dos mamás!

Él está muy orgulloso de eso, pero no todos los niños lo ven así. Hay uno en especial, llamado Óscar, que no le habla, que se mete con él cada vez que puede, que no le invita a sus cumpleaños…, y todo porque piensa que es un niño raro por no tener un papá.

 

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Pedro se sentía muy triste y no sabía qué podía hacer.

Un buen día, estando por la tarde en el parque, llegó también Óscar para jugar. Entonces ambos se miraron, pero no se dijeron nada, pues cada uno estaba en diferentes columpios.

Así, tras un largo rato, y justo cuando Pedro ya se iba a casa, escuchó un golpe seguido de llanto. Era Óscar, que se había caído. Sin pensárselo dos veces, Pedro fue quien le ayudó a levantarse y, como él vivía al lado del parque, le llevó hasta su casa.

 

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Allí le curó las rodillas una de sus mamás, que es enfermera.

Desde entonces Óscar comprendió que Pedro era un niño normal y que tenía una gran suerte de tener a sus dos mamás. Y, a partir de ahí, ¡fueron los mejores amigos!




Todos somos iguales | Cuentos de niños

 



Todos somos iguales | Cuentos de niños

 

Rosy  tenía cinco años y le gustaba ir a la escuela. Sin embargo, allí había otros niños con los que ella no jugaba porque eran diferentes. Liang, por ejemplo, era una niña que había venido de un país llamado China, un poco tímida y con los ojos alargados, muy diferentes a los de Rosy.

El otro compañero de clase, que venía de un lejano lugar de África, se llamaba Akim. Este niño, que era muy alegre, tenía la piel oscura y diferente al resto de los amigos de Rosy, todos de piel más clara, y la pequeña no jugaba con aquellos nuevos compañeros, aunque no sabía bien por qué. Quizás era porque ellos parecían diferentes. Así, Liang y  Akim  jugaban solos, lo que les hacía sentir un poco tristes y extrañar a sus antiguos amigos.

 

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Rosy tenía también un gato llamado Paco. Un día, este trepó a un árbol muy alto y luego no pudo  bajar. Entonces, la niña llamó a su gato desesperada, pero el pobre Paco no se atrevía a bajar porque tenía mucho miedo de caerse.

Entonces, el papá de Rosy llamó a los bomberos para que ayudaran a rescatar al gatito, pero dijeron que no podrían ir porque estaban apagando un incendio. También llamó a la policía, pero tampoco pudieron ayudar porque estaban tratando de atrapar a un ladrón. Luego se le ocurrió llamar a los electricistas, que tienen grandes escaleras para arreglar las luces de la ciudad, pero también estaban muy ocupados. Mientras, el gatito temblaba de miedo y de frío en la parte más alta del árbol.

Rosy estaba muy triste pensando y observando a su gatito cuando, de repente, llegó su compañero de clase Akim con su papá y preguntó qué pasaba. La niña mostró a ambos el gatito en lo alto del árbol, y ellos comprendieron que era necesario rescatar a Paco.

El papá de Akim dijo que era pintor de casas y que traería su escalera más alta para bajar al gatito. Cuando el hombre regresó con la escalera, la colocó sobre el árbol y empezó a subir para rescatar a Paco. Subía y subía los escalones, cada vez más alto, mientras todos permanecían muy atentos mirando hacia arriba.

De pronto, el papá de Akim exclamó:

—¡Tengo al gatito!! ¡Ya está a salvo!!

Y todos los vecinos y amigos de Rosy empezaron a aplaudir felices. Tras esto la niña y su familia agradecieron mucho al papá de Akim el haber rescatado a Paco, su gatito, y para festejarlo los padres de Rosy decidieron hacer una fiesta con todos los compañeros de clase de la niña.

Rosy comprendió entonces que, a veces, las personas pueden verse diferentes por fuera: tener un color diferente de piel, de cabello, de ojos, o hasta distinto tamaños, siendo algunas personas muy grandes y otras muy pequeñas…, pero, aunque nos veamos diferentes por fuera, por dentro somos parecidos.

 


 

Por eso lo importante no es la apariencia de una persona, sino cómo es por dentro, para lo cual necesitamos conocer a la gente. Y es que lo que es esencial de verdad es que las personas sean generosas y solidarias, como el papá de Akim, que trajo su escalera sin dudarlo para rescatar al gato Paco.

Rosy, comprendió que a sus nuevos compañeros Liang y Akim, les gustaban los mismos juegos que a ella, aunque su aspecto fuera diferente y desde ese día fueron amigos inseparables. Y chirivín, chin, chin, así fue como Rosy se volvió amiga inseparable de Liang y Akim.


Anillos en sus dedos

 



Anillos en sus dedos

Daisy Clark había estado en coma durante más de un mes cuando el médico dijo que finalmente había muerto. Fue enterrada en un fresco día de verano en un pequeño cementerio a un kilómetro y medio de su casa.

“Que descanse siempre en paz”, dijo su marido. Pero no lo hizo. A última hora de la noche, un ladrón de tumbas con una pala y una linterna comenzó a desenterrarla. Como la tierra seguía estando suelda, llegó rápidamente al ataúd y lo abrió. Su presentimiento era cierto. Daisy había sido enterrada portando dos valiosos anillos: un anillo de bodas con un diamante y un anillo con un rubí que brillaba como si estuviera vivo.

El ladrón se arrodilló y extendió sus manos dentro del ataúd para arrebatar los anillos, pero estaban totalmente adheridos a sus dedos. Así que decidió que la única manera de hacerse con ellos era cortando los dedos con un cuchillo. Pero cuando cuando cortó el dedo con la alianza, este comenzó a sangrar, y Daisy Clark comenzó a moverse. ¡De repente, ella se sentó! Aterrorizado, el ladrón se puso en pie. Golpeó accidentalmente la linterna y la luz se apagó.

Podía oír a Daisy salir de su tumba. Al pasar junto a él en la oscuridad, el ladrón se quedó allí congelado de miedo, aferrando el cuchillo con la mano. Cuando Daisy lo vio, se cubrió con su sudario y le preguntó: ¿”Quién eres?”. Al escuchar hablar al “cadáver”, el ladrón de tumbas corrió. Daisy se encogió de hombros y siguió caminando, y no miró hacia atrás ni una sola vez.

Pero llevado por su temor y confusión, el ladrón huyó en la dirección equivocada. Se lanzó de cabeza en la tumba aún abierta, cayó sobre el cuchillo que llevaba en su mano y él mismo se apuñaló. Mientras Daisy caminaba hacia su hogar, el ladrón se desangró hasta morir.

Sitio para uno más

 



Sitio para uno más

Un hombre llamado Joseph Blackwell llegó a [....] en un viaje de negocios. Se hospedó en la gran casa que unos amigos poseían en las afueras de la ciudad. Esa noche pasaron un buen rato conversando y rememorando viejos tiempos. Pero cuando Blackwell fue a la cama, comenzó a dar vueltas y no era capaz de dormir.

En un momento de la noche, oyó un coche llegar a la entrada de la casa. Se acercó a la ventana para ver quién podía arribar a una hora tan tardía. Bajo la luz de la luna vio un coche fúnebre de color negro lleno de gente. El conductor alzó la mirada hacia él. Cuando Blackwell vio su extraño y espantoso rostro, se estremeció. El conductor le dijo: “Hay sitio para uno más”. Entonces el conductor esperó uno o dos minutos, y se retiró.

Por la mañana, Blackwell les contó a sus amigos lo que había pasado. “Estabas soñando”, dijeron ellos. “Eso debe haber sido”, repuso él, “pero no parecía un sueño”. Después del desayuno se marchó a la ciudad. Pasó el día en las oficinas de uno de los nuevos y altos edificios de la urbe.

A última hora de la tarde, él estaba esperando un ascensor que lo llevara de vuelta a la calle. Pero cuando se detuvo en su piso, este se encontraba muy lleno. Uno de los pasajeros lo miró y le dijo: “Hay sitio para uno más”. Se trataba del conductor del coche fúnebre. “No, gracias”, dijo Blackwell. “Esperaré al siguiente”.

Las puertas se cerraron y el ascensor empezó a bajar. Se oyeron voces y gritos, y un gran estruendo. El ascensor se había desplomado contra el fondo. Todas las personas que habían a bordo murieron.

[De Historias de miedo para contar en la oscuridad, de Alvin Schwartz].

Un cadáver en la cama

 



 Un cadáver en la cama

Un grupo de amigas había decidido ir a [...] para pasar unos días. Se registraron en el hotel y subieron a su habitación a dejar el equipaje, pero notaron un olor peculiar, como si se les hubiera olvidado sacar la basura o no hubieran tirado de la cadena del váter. Sin embargo, todo parecía estar en orden, así que se fueron y no volvieron hasta la última hora de la noche.

El olor había empeorado notablemente a lo largo del día y ya era casi insoportable, de modo que llamaron a mantenimiento para que localizara su origen. La persona que les mandaron miró debajo de las camas, dentro de los armarios, incluso olfateó los desagües y las ventilaciones, pero no pudo encontrar la fuente del olor. Al final, limpiaron la habitación con generosas cantidades de productos perfumados, pusieron la ventilación al máximo y desearon las buenas noches al grupo de amigas. La peste estaba, por el momento, enmascarada, y como ellas estaban agotadas, se fueron a la cama. Una de ellas escondió la cartera debajo del colchón, como acostumbraba a hacer en los hoteles.

Todas durmieron hasta bien entrada la mañana: grandes rayos de sol entraban ya en la habitación, caldeándola en extremo. El hedor seguía presente y más potente que nunca. Una de las mujeres, ya bastante irritada, volvió a llamar al departamento de mantenimiento para quejarse. Luego llamó al director del hotel para quejarse un poco más. Un pequeño ejército de personal de dirección y mantenimiento se presentó en breve, y una vez más, rebuscaron por todas partes sin resultado. Sin embargo, todos estuvieron de acuerdo en que el olor era inaguantable, así que dirección ofreció cambiar a las amigas de habitación.

Recogieron sus cosas para bajar al vestíbulo, pero cuando la señora que había escondido la cartera hurgó debajo del colchón, tocó algo que parecía sospechosamente una mano humana. Quitaron el colchón de encima de la cama y ahí, en un hueco practicado entre los muelles del somier, había un hombre muerto. Era evidente que lo habían asesinado en la habitación y el asesino lo había escondido entre el colchón y el somier. Había recortado una parte de los muelles del somier para que el cuerpo no formara un bulto en la cama.

[De Tened miedo… Mucho miedo. El libro de las leyendas urbanas de terror, de Jan Harold Brunvand].

La soga - Silvina Ocampo

 


 La soga - Silvina Ocampo

A Antoñito López le gustaban los juegos peligrosos: subir por la escalera de mano del tanque de agua, tirarse por el tragaluz del techo de la casa, encender papeles en la chimenea. Esos juegos lo entretuvieron hasta que descubrió la soga, la soga vieja que servía otrora para atar los baúles, para subir los baldes del fondo del aljibe y, en definitiva, para cualquier cosa; sí, los juegos lo entretuvieron hasta que la soga cayó en sus manos. Todo un año, de su vida de siete años, Antoñito había esperado que le dieran la soga; ahora podía hacer con ella lo que quisiera. Primeramente hizo una hamaca colgada de un árbol, después un arnés para el caballo, después una liana para bajar de los árboles, después un salvavidas, después una horca para los reos, después un pasamano, finalmente una serpiente. Tirándola con fuerza hacia delante, la soga se retorcía y se volvía con la cabeza hacia atrás, con ímpetu, como dispuesta a morder. A veces subía detrás de Toñito las escaleras, trepaba a los árboles, se acurrucaba en los bancos. Toñito siempre tenía cuidado de evitar que la soga lo tocara; era parte del juego. Yo lo vi llamar a la soga, como quien llama a un perro, y la soga se le acercaba, a regañadientes, al principio, luego, poco a poco, obedientemente. Con tanta maestría Antoñito lanzaba la soga y le daba aquel movimiento de serpiente maligna y retorcida que los dos hubieran podido trabajar en un circo. Nadie le decía: “Toñito, no juegues con la soga.”

La soga parecía tranquila cuando dormía sobre la mesa o en el suelo. Nadie la hubiera creído capaz de ahorcar a nadie. Con el tiempo se volvió más flexible y oscura, casi verde y, por último, un poco viscosa y desagradable, en mi opinión. El gato no se le acercaba y a veces, por las mañanas, entre sus nudos, se demoraban sapos extasiados. Habitualmente, Toñito la acariciaba antes de echarla al aire, como los discóbolos o lanzadores de jabalinas, ya no necesitaba prestar atención a sus movimientos: sola, se hubiera dicho, la soga saltaba de sus manos para lanzarse hacia delante, para retorcerse mejor.

Si alguien le pedía: “Toñito, préstame la soga”, el muchacho invariablemente contestaba: “No”. A la soga ya le había salido una lengüita, en el sito de la cabeza, que era algo aplastada, con barba; su cola, deshilachada, parecía de dragón. Toñito quiso ahorcar un gato con la soga. La soga se rehusó. Era buena.

¿Una soga, de qué se alimenta? ¡Hay tantas en el mundo! En los barcos, en las casas, en las tiendas, en los museos, en todas partes… Toñito decidió que era herbívora; le dio pasto y le dio agua. La bautizó con el nombre Prímula. Cuando lanzaba la soga, a cada movimiento, decía: “Prímula, vamos Prímula.” Y Prímula obedecía.

Toñito tomó la costumbre de dormir con Prímula en la cama, con la precaución de colocarle la cabecita sobre la almohada y la cola bien abajo, entre las cobijas.

Una tarde de diciembre, el sol, como una bola de fuego, brillaba en el horizonte, de modo que todo el mundo lo miraba comparándolo con la luna, hasta el mismo Toñito, cuando lanzaba la soga. Aquella vez la soga volvió hacia atrás con la energía de siempre y Toñito no retrocedió. La cabeza de Prímula le golpeó el pecho y le clavó la lengua a través de la blusa. Así murió Toñito. Yo lo vi, tendido, con los ojos abiertos. La soga, con el flequillo despeinado, enroscada junto a él, lo velaba.

Silvina Ocampo (1903 - 1993) fue una escritora argentina que logró reconocimiento de forma póstuma. Durante muchos años, estuvo bajo la sombra de su marido (Adolfo Bioy Casares), su amigo (Jorge Luis Borges) y su hermana (Victoria Ocampo), personajes esenciales para el desarrollo intelectual bonaerense.

Se dedicó principalmente a la literatura fantástica, creando historias en donde lo cotidiano es conquistado por lo surreal. En su obra abundan aquellos que no parecían dignos de protagonismo en aquel periodo: niños, mujeres y objetos.

Este cuento presenta a un niño con una soga a la que trata como una mascota o un juguete. Es una premisa que podría ser tratada de forma dulce e inocente, pero la autora decidió convertirla en una historia siniestra. De este modo, la cuerda adquiere vida propia y termina acabando con su dueño.

. El loco bajo la cama

 

. El loco bajo la cama

Esta es la historia de una joven de [....], llamémosla Sara. De pequeña, Sara tenía miedo a la oscuridad, hasta que adoptó a un perro que le hacía compañía. Durante años, Sara dormía tranquila porque sabía que bajo la cama estaba su perro, y si tenía miedo solo tenía que extender la mano: entonces, el perro empezaba a lamerla hasta que se quedaba dormida.

Así pasaron los años y Sara se hizo adulta. Una noche, en la radio, escuchó que cerca de [....] estaba en busca y captura un asesino muy peligroso. Sara, acompañada de su perro, no tenía miedo: se metió en la cama, extendió la mano hacia el borde y el perro, como todas las noches, empezó a lamerla.

Durmió del tirón y, al despertar, le sorprendió que el perro no se hubiera cansado de lamerle la mano en toda la noche. O eso creía: al abrir los ojos, encontró al perro muerto sobre el suelo de la habitación. Bajo la cama, un hombre seguía lamiéndole la mano.

[Recopilada en el grupo de WhatsApp de monitores de campamento].


La Catedral que casi se hunde

 


😱 La Catedral que casi se hunde: A comienzos del siglo XX, la majestuosa Catedral de Winchester estaba a punto de colapsar. El terreno pantanoso de turba hacía que sus muros se hundieran lentamente, y bombear el agua para repararla habría provocado su derrumbe total. Entre 1906 y 1911, un solo hombre —William Walker, un buzo profesional— se sumergió día tras día bajo el templo, trabajando en completa oscuridad para salvar uno de los monumentos más antiguos de Inglaterra.

💪 El héroe invisible bajo el agua: Walker descendía hasta 6 metros de profundidad, seis horas diarias, en un agua tan turbia que ni las lámparas podían penetrar. A lo largo de cinco años, colocó con sus propias manos 25 800 sacos de cemento, 114 900 bloques de hormigón y 900 000 ladrillos, apuntalando los cimientos de los muros sur y este. Sin su intervención, la catedral —de más de 900 años de antigüedad— habría desaparecido bajo el suelo de Hampshire.

🚲 Una vida de sacrificio y precisión: Durante la obra, Walker viajaba cada fin de semana en bicicleta 70 millas hasta South Norwood para ver a su familia y regresaba el lunes en tren. Fue reconocido por su disciplina y precisión: los ingenieros afirmaron que “había puesto los cimientos de toda una catedral”, algo que ningún otro hombre había hecho jamás.

👑 Del anonimato al honor real: Al concluir las obras, el 15 de julio de 1912, el arzobispo de Canterbury presidió un servicio de acción de gracias donde el rey Jorge V le entregó una rosa de plata en reconocimiento. Ese mismo año fue nombrado Miembro de la Real Orden Victoriana (MVO) por su hazaña subacuática.

🕯️ Un final trágico, un legado inmortal: Walker murió en 1918, víctima de la pandemia de gripe española, a los 48 años. Su tumba en Londres lleva la inscripción: “El buzo que con sus propias manos salvó la Catedral de Winchester.” Hoy una estatua y un pub en la ciudad llevan su nombre, recordando que, en la oscuridad bajo el agua, un solo hombre sostuvo la fe y la piedra de todo un imperio.

Ralph Fiennes encarnó al comandante n4zi Amon Göth con una frialdad tan real que horrorizó

 



Ralph Fiennes encarnó al comandante n4zi Amon Göth con una frialdad tan real que horrorizó incluso a Steven Spielberg. En una de las escenas más escalofriantes de Schindler’s List (1993), Göth dispara desde su balcón a los prisioneros solo por placer, reflejando al verdadero jefe del campo de Plaszów, responsable de miles de muertes. Fiennes confesó que interpretar a ese hombre lo “ensució por dentro”: “Hubo un precio que pagar; a veces disfrutaba su maldad y luego me sentía culpable”.


🪞 Lo más perturbador llega cuando Göth, tras hablar con Schindler, intenta practicar la misericordia. Perdona a un niño que no limpió bien una bañera… y segundos después lo mata. Frente al espejo, sonríe satisfecho, como si probara la máscara del bien antes de volver al abismo. Es el instante en que el espectador comprende que no hay redención posible: la crueldad se ha vuelto rutina.

💔 Su relación con la sirvienta judía Helen Hirsch revela el “mal sexual” que Spielberg vio en Fiennes. Atraído por ella, la desea y la odia al mismo tiempo; la golpea brutalmente mientras, en paralelo, se celebra una boda judía. Esa yuxtaposición entre ternura y sadismo hace de la escena una de las más estremecedoras del cine moderno.

🩸 Fiennes aumentó de peso para parecerse al Göth real y estudió sus gestos y excesos. Durante los tres meses de rodaje, vivió en la mente de un asesino banal, un hombre capaz de hablar con calma antes de ordenar una ejecución. Spielberg declaró que vio en él “la sexualización del poder y la violencia”.

⚰️ La película, basada en el libro Schindler’s Ark de Thomas Keneally, ganó siete Óscares, incluido Mejor Director. Pero su impacto va más allá del cine: muestra cómo el mal puede adoptar rostro humano. Como dijo Spielberg años después: “Cuando el odio colectivo se organiza e industrializa, el g4nocidio sigue”. Göth no era un monstruo mítico, sino un hombre real. Y eso es lo más aterrador. 

Países Bajos (Holanda) – Perfil Demográfico y Geográfico 2025

 



Países Bajos (Holanda) – Perfil Demográfico y Geográfico 2025

🇳🇱🇪🇺
🌍 Población Total:
- Población estimada en 2025: 18.346.819 habitantes
- Crecimiento anual: +0,65%
- Participación en la población mundial: 0,22%
- Ranking mundial por población: Puesto 71 de 196 países
📏 Densidad y Superficie:
- Superficie total: 41.540 km²
- Densidad poblacional: 434 habitantes por km²
- Comparación territorial: País pequeño en extensión, pero con alta densidad demográfica
🏙️ Distribución Urbana y Rural:
- Porcentaje de población urbana: 92,1%
- Porcentaje de población rural: 7,9%
- Tendencia: Altamente urbanizado, con infraestructura moderna y ciudades densamente pobladas
📊 Estructura Demográfica:
- Edad mediana: 41,5 años
- Tasa de fertilidad total: 1,6 hijos por mujer (por debajo del nivel de reemplazo)
- Esperanza de vida al nacer:
- Mujeres: 83,1 años
- Hombres: 80,1 años
- Tasa de mortalidad infantil: 3,4 muertes por cada 1.000 nacimientos
- Tasa de mortalidad de menores de 5 años: 4,1 muertes por cada 1.000 nacidos vivos
🏘️ Principales Ciudades:
1. Ámsterdam: 931.748 habitantes (capital oficial)
2. Róterdam: 655.000 habitantes (puerto más grande de Europa)
3. La Haya: 566.731 habitantes (sede del gobierno y tribunales internacionales)
4. Utrecht: 361.000 habitantes (centro universitario y logístico)
5. Eindhoven: 238.000 habitantes (hub tecnológico y de diseño)
📌 Datos Relevantes:
- Capital oficial: Ámsterdam
- Sede del gobierno: La Haya
- Idioma oficial: Neerlandés
- Idioma regional: Frisón (en la provincia de Frisia)
- Moneda: Euro (€)
- División administrativa:
- 12 provincias: incluyen Holanda Septentrional, Holanda Meridional, Utrecht, Frisia, Limburgo, Brabante Septentrional, entre otras
- Cada provincia tiene su propio consejo y comisionado del rey
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