lunes, 24 de noviembre de 2025

TAL DÍA COMO HOY... En 1955, en Buenos Aires

 



TAL DÍA COMO HOY... En 1955, en Buenos Aires (en el marco del golpe de Estado contra el gobierno de Perón), militares del Ejército Argentino secuestran el cadáver embalsamado de Eva Perón. En 1971 Juan Domingo Perón, exiliado en Madrid, recibió el cadáver de Evita, dieciséis años después.

La historia es absolutamente delirante, en todos y cada uno de sus detalles. Para empezar, Evita murió a las 20'30, pero pensaron que las 20'25 era una hora más fácil de recordar, y a partir de ese momento cuando llegaba esa hora en todas las emisoras de radio se decía que eran "las 20:25, hora en que Eva Perón pasó a la inmortalidad". Fue embalsamada (dicen los morbosos que hicieron una obra de arte con ella) y se dejó expuesta mientras se construía el "Monumento al descamisado" para enterrarla allí, pero mientras lo hacían y no estalló la revolución que derrocó a Perón, y el cuerpo fue "secuestrado". ¿Se puede secuestrar a un muerto? ¿Sería mejor decir que fue "robado"? El caso es que lo que se quería era evitar que la mitificación de Evita fuera a más, y para eso había que hacer desaparecer el cuerpo. Desde ese momento comienzan un itinerario de lo más macabro: estuvo en una furgoneta aparcada en distintas calles de Buenos Aires, en depósitos militares, en el despacho del "secuestrador", puesta en pie... hasta que se metió en un barco con nombre falso, llegó a Génova y se enterró en Milán. Mientras, empezaron a correr todo tipo de historias a cual más absurda, aunque ninguna lo era tanto como la realidad.
Finalmente en 1971 se organiza el "Operativo retorno" y se le devuelve el cuerpo casi entero (le faltaba un dedo) a Perón, que por aquel entonces vivía en un chalé de Puerta de Hierro, en Madrid. Junto a él estaban su esposa en ese momento y el brujo López Rega, que por la noche hacía conjuros y exorcismos al cuerpo (que estuvo tres años en el sótano del chalé) para transmitirle la energía de la difunta a María Estela Martínez de Perón, que a la muerte de su esposo se iría para Argentina con el brujo y con los dos cuerpos a cuestas. Juntos estarían algunos años en la residencia ‘Los Olivos’, desde donde María Estela y el brujo López Rega, durante 632 días, regirán el destino y el terror de una nación en manos de la Triple A. Derrocada en 1976, le sucederá el más sangriento y despótico de los golpes militares, el del General Videla que ante el temor del maleficio de la “desaparecida", ordena que la entierren finalmente en el cementerio de La Recoleta en un panteón más parecido a un bunker.
Como decía Carlos Fuentes, el gran escritor, en Sudamérica resulta imposible que la ficción pueda competir con la realidad.
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Una reciente línea de investigación



  Una reciente línea de investigación ha puesto el foco en un aspecto sorprendente: la salud de las encías podría estar íntimamente vinculada al estado del cerebro. Lejos de ser un simple problema localizado en la boca, la enfermedad periodontal parece tener efectos que se extienden mucho más allá de la cavidad oral.

El estudio, publicado en Neurology Open Access, analizó a adultos mayores y encontró que quienes presentaban signos de enfermedad periodontal mostraban un volumen considerablemente mayor de lesiones en la materia blanca del cerebro. Estas alteraciones son conocidas por ser un indicador temprano de envejecimiento cerebral y están asociadas a dificultades en funciones cognitivas esenciales, incluida la memoria.
Los investigadores señalan que la inflamación persistente generada por las encías infectadas, junto con la presencia de bacterias que pueden pasar al torrente sanguíneo, desempeña un papel clave en este proceso. Con el tiempo, estos factores pueden contribuir al deterioro de tejidos neuronales sensibles y acelerar procesos degenerativos.
El hallazgo amplía una creciente evidencia científica: la boca no es un sistema aislado. Descuidar su higiene puede desencadenar efectos en otras partes del cuerpo, incluido uno de los órganos más vulnerables e importantes. Aunque muchas personas consideran el cuidado dental como un aspecto secundario, los datos muestran que mantener encías sanas podría ser una herramienta fundamental para preservar la función cerebral.
En conclusión, esta investigación refuerza la idea de que hábitos cotidianos como cepillarse bien los dientes, usar hilo dental y visitar al dentista con regularidad no solo mantienen una sonrisa saludable, sino que también pueden ofrecer una protección valiosa contra el deterioro cognitivo y enfermedades asociadas al envejecimiento. Cuidar la boca es, en cierto modo, cuidar el cerebro.
📚 Fuente:
- "Periodontal Disease Independently Associated With White Matter Hyperintensity Volume – A Measure of Cerebral Small Vessel Disease", 22 octubre 2025, Neurology Open Access, DOI: 10.1212/WN9.0000000000000037

La historia real de Akhenatón: el faraón que desafió a todos los dioses de Egipto

 


La historia real de Akhenatón: el faraón que desafió a todos los dioses de Egipto

Desde el primer día de su reinado, Akhenatón hizo algo que ningún otro faraón se había atrevido a intentar: borrar a los dioses de Egipto y dejar solo a uno. No era un simple cambio religioso… era una revolución que alteró templos, ciudades, sacerdotes y tradiciones milenarias.
Akhenatón ordenó cerrar santuarios, detener sacrificios y borrar nombres divinos de los muros. En un imperio donde cada rincón tenía un dios propio, aquel acto equivalía a un terremoto político. Y lo más sorprendente: el único dios que dejó en pie fue Atón, el disco solar. Un dios sin rostro, sin templos oscuros, sin estatuas, sin secretos.
Egipto pasó del esplendor de Karnak a una nueva capital improvisada en el desierto: Ajetatón, construida a toda prisa para honrar solo a Atón. Allí el faraón caminaba entre columnas abiertas, sin sombras, bajo un sol que lo convertía en intermediario exclusivo entre su pueblo y ese dios único. Fue la primera y única vez que Egipto intentó un tipo de monoteísmo.
Pero el cambio tuvo un precio. Sacerdotes furiosos, nobles arruinados, artesanos sin trabajo, y un pueblo obligado a olvidar las creencias de generaciones. En menos de dos décadas, el país quedó fracturado. Cuando Akhenatón murió, el caos era tan grande que su sucesor –el joven Tutankamón– tuvo que devolver todo a como era antes.
Lo más brutal vino después: intentaron borrar al faraón hereje de la historia. Su nombre fue arrancado de monumentos, su capital abandonada y su cuerpo posiblemente ocultado para siempre. Durante siglos, Egipto actuó como si nunca hubiera existido.
Sin embargo, las ruinas de Ajetatón y los restos del arte revolucionario de este faraón reconstruyen una verdad imposible de ocultar:
Akhenatón no fue un rey más. Fue el único que se atrevió a romper las reglas del imperio más ritualista del mundo… y casi pagó con su eternidad.
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Me casé con el mejor amigo de mi difunto esposo,




 Me casé con el mejor amigo de mi difunto esposo, pero en nuestra noche de bodas me dijo: "Hay algo en la caja fuerte que debes leer antes de nuestra primera noche como casados".

Ahora tengo 41 años. Mi primer esposo, Peter, falleció hace seis años en un accidente que destrozó mi mundo. Su mejor amigo, Daniel, fue quien me apoyó durante esos primeros meses: arreglando cosas en casa, pendiente de mí y asegurándose de que comiera algo más que café y galletas.
Nunca me presionó, nunca coqueteó, nunca se sobrepasó.
Quizás por eso, cuando en silencio surgieron sentimientos entre nosotros, no me resistí. Fue como volver a sentir calor después de un largo invierno. Mi familia lo aprobó. Incluso la madre de Peter lloró y me dijo: "Él hubiera querido que fueras feliz".
Tras un compromiso discreto, Daniel y yo tuvimos una pequeña boda en el jardín: luces de guirnalda, votos sencillos, gente que nos quería de verdad. Me sentía… preparada. Preparada para un nuevo capítulo. Preparada para volver a respirar.
Llegamos a casa de Dan esa noche; ahora nuestro hogar. Fui a lavarme la cara, quitarme el vestido y calmarme. Cuando regresé a la habitación, Daniel estaba de pie frente a la caja fuerte empotrada que había visto cientos de veces, pero a la que nunca le había prestado atención.
Le temblaban las manos.
"¿Dan?", pregunté, riendo a medias. ¿Estás nervioso?
No se rió.
En cambio, se giró hacia mí con una expresión que nunca le había visto: culpa, miedo, algo más que no supe identificar.
"Hay… algo que tengo que mostrarte…"
Se me hizo un nudo en el estómago. "¿Mostrarme qué?"
Tragó saliva y marcó un código en la caja fuerte.
Entonces pronunció las palabras que me hicieron temblar las piernas:
"Hay algo en la caja fuerte que debes leer antes de nuestra primera noche como casados. Lo siento. Debí habértelo dicho antes".
Puede ser una imagen de flor, boda y texto que dice "Vide TRA Am"
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