LA REFORMA DEL CALENDARIO: LOS 10 DÍAS DE OCTUBRE QUE NUNCA EXISTIERON
El día 4 de octubre de 1582 fue el día de la entrada en vigor del denominado calendario gregoriano, que es actualmente el calendario en uso para prácticamente todo el mundo y que a menudo se lo denomina como calendario cristiano u occidental para distinguirlo de otros calendarios como el judío, el árabe o el chino.
Aunque fue promulgado por el papa Gregorio XIII, el verdadero impulsor de este cambio fue el rey de las Españas, Felipe II, ya que el calendario gregoriano se originó a partir de un primer estudio realizado en 1515 por científicos de la Universidad de Salamanca, y de un segundo en 1578. Del primero se hizo caso omiso y del segundo, finalmente, surgió el actual calendario mundial.
Inicialmente los primeros calendarios solares, más o menos fiables, tenían su base en los calendarios egipcios que presentaban una duración de 365 días exactos con lo que con el paso de los años se iban desajustando dada la diferencia de casi 6 horas respecto con la duración real (el año trópico). Tal era el desajuste y la coexistencia de calendarios que en el año 46 a. C., Julio César aplicó el calendario diseñado por Sosígenes de Alejandría, el que conocemos como calendario juliano, con la intención de poner orden en mundo romanizado.
El calendario juliano resolvía parcialmente el problema del desajuste entre el calendario y el año trópico mediante la introducción de los años bisiestos. De esta manera el calendario juliano se compone de un ciclo de 4 años, tres de los cuales son de 365 días y uno de 366 días, dando lugar a una duración media de 365,25 días por año. Es por tanto un valor ya muy cercano a los 365,242189 que dura realmente un año (el año trópico). Así pues, con la implantación del calendario juliano, no exenta de polémica puesto que para cuadrar los calendarios se tuvieron que añadir 85 días extras al año 46 a. C., parecía estar todo resuelto.
Pero como era de esperar esos 0,01 días (unos 11 minutos) que el calendario se iba desfasando cada año, pasaron de ser una mera anécdota, a ser claramente detectables con el paso de las décadas y los siglos. Llevándonos hasta el siglo XVI en que diversos estudios de científicos, entre ellos de la Universidad de Salamanca, advertían a las autoridades eclesiásticas que la situación empezaba a ser un problema especialmente para la fijación de la fecha de Pascua.
Así después del jueves 4 de octubre de 1582 (juliano) vino el viernes 15 de octubre de 1582 (ya gregoriano), dando lugar a diversas anécdotas como el hecho que Santa Teresa de Jesús estuviera aparentemente sin enterrar durante 11 días, ya que falleció el día 4 de octubre de 1582 (juliano) y fue enterrada el día 15 (gregoriano), justo el día siguiente aunque mirando la fecha parezca que fueron 11 días más tarde.
La aplicación de la reforma gregoriana no fue inmediata en todo el mundo, siendo aplicada desde el primer día en España, los estados italianos, Portugal (unida entonces a España) y progresivamente en los territorios españoles de ultramar. Un poco más tarde sería adoptado por Francia, Polonia y los principados católicos del Sacro Imperio Romano Germánico. Ahora bien otros sectores del cristianismo tardaron bastante más como el Reino Unido que no lo aplicó hasta 1752 o aún más tarde en Rusia, Grecia o Turquía que no lo aceptaron hasta los años 20 del siglo XX. Con ello, se han generado numerosas curiosidades como el hecho que Cervantes y Shakespeare murieron el 23 de Abril de 1616 pero no era el mismo día, ya que en Inglaterra aún se regían por el calendario juliano.

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