La muerte de Túpac Amaru (1572)

 La muerte de Túpac Amaru (1572)

El día 24 de septiembre de 1572 es ejecutado en la Plaza Mayor del Cuzco el soberano Túpac Amaru. Tras un juicio sumario que duró 3 días el último gobernante del Reino de Vilcabamba fue condenado a muerte por aprobación del virrey Francisco de Toledo. El Rey Inca era acusado de ordenar el asesinato de embajadores españoles pese a los pactos o tratados que ambos reinos (Perú -Vilcabamba) habían establecido durante el gobierno de su hermano Titu Cusi Yupanqui.

Hubo una opinión dividida entre los europeos sobre el destino del soberano, su defensa fue hecha por los franciscanos, jesuitas y sus parientes Incas, mientras que la parte acusadora, donde se encontraba el mismo virrey, se inclinó a favor de su muerte. También había una presión de los cañaris y de los capitanes españoles que habían combatido a los ejércitos incaicos. Se cuenta que el mismo fray Agustín de la Coruña se arrodilló ante el virrey para que este le perdonara la vida al Rey Inca.

“que dio Don Francisco de Toledo le dio la dicha sentencia al infante Rey Inga y murió bautizado cristianamente de edad de quince años". (Guamán Poma, 1615)

Segun la versión de los jesuitas y otras ordenes el Rey Inca aceptó la fe cristiana antes de su muerte, despojándose de las “idolatrías” y que por ende se le bautizó como "Felipe Túpac Amaru". Lo cierto es que fue conducido por una escolta hasta la Plaza Mayor del Cuzco y colocado por los soldados en un patíbulo. A la ejecución no solo habían asistido las autoridades hispánicas, indios nobles y caciques, sino también miles de indios del común, quienes rodearon la Plaza Mayor y la misma Ciudad del Cuzco, lamentándose al ver el destino de su soberano.

“assistieron tantos yndios a la muerte de su Rey y Señor que quienes lo presenciaron dicen que apenas se podía pasar a empujones por las calles y plazas. Y como no había sitio los yndios se subieron a los muros y a los tejados de las casas. Incluso las grandes montañas que se pueden ver desde la ciudad estaban repletas de yndios”. (F. Gonzáles, 1582)

En el patíbulo el Rey Inca era sostenido por los soldados españoles. Según los clérigos jesuitas, antes de morir el soberano Tûpac Amaru le habló a la muchedumbre persuadiéndoles de abandonar el paganismo y aceptar la fe cristiana. Túpac Amaru se mostró tranquilo hasta el final, cerca de él había un sacerdote de hábito negro que le atendía.

Al concluir todo el proceso el verdugo (alguacil español o guerrero cañari) subió al patíbulo con un arma blanca (espada o alfanje) y cuando la cabeza del Rey Inca fue colocada en un bloque este de un golpe la cortó, luego el verdugo alzó la cabeza decapitada del Inca para que todos los presentes la vieran y entonces comenzaron a sonar las campanas de las iglesias, finalmente el verdugo dejó caer la cabeza a un cesto.

"que a una señal del ynga cesaron los clamores y alaridos de la multitud y quedó la plaza en silencio, prueba del ascendente que ejercía sobre sus subditos y después de haberlos exhortado a que abandonaran sus idolatrías y permanecieran firmes en la fe, ofreció su cuello al verdugo, que era un yndio cañari, el cual de un tajo le cortó la cabeza y la mostró al gentío que prorrumpió en gemidos ensordecedores". (Antonio de Vega, 1600)

“Cuando el verdugo, un indio cañari, llevó el cuchillo que iba a ser utilizado para decapitar a Túpac Amaru, pasó una cosa maravillosa […] El Inca, tras haber recibido los últimos ritos de parte de los sacerdotes que estaban junto a él, puso su cabeza en el lugar de la decapitación como un cordero. El verdugo se adelantó y tomándolo por el cabello le cortó la cabeza de un solo golpe y lo levantó para que todos lo vieran […] La ejecución causó gran dolor y lágrimas en los ojos de todo el mundo. La cabeza fue colocada en una lanza”. (Baltasar de Ocampo, 1610, Cit: Navarrete, 2008)

“Así el verdugo, atándole los ojos y tendiéndole en un estrado, con un alfanje le cortó la cabeza y acabaron sus días del triste y malogrado mozo, y cesó por la vía de Manco Ynga la generación y descendencia masculina. A Quespitito, su sobrino, desterró el virrey don Francisco de Toledo a la Ciudad de los Reyes, donde, como el temple sea tan cálido y contrario al de la sierra, donde el mozo se había criado, en breve feneció sus días”. (M. Murua, 1590)

“y se cortó la cabeza al Inga Topa Amaro y hizo una confesión en el cadalso que a lo que entiendo fue la cosa de más provecho que se podía ofrecer a la conversión de esta gente como Vuestra Señoria vera la idolatría que tenían con estos Ingas muertos y vivos se parece bien porque no se sufrió tener su cabeza en la picota más de dos días porque no bastaba castigo para la adoración que hacían en ella ni para clamores y aullidos de doce a quince mil caciques indios que se hallaron en la plaza al córtale la cabeza y oír su confesión contra los de la trama de la rebelión de la ciudad”. (De Toledo, 1572)

Referencias:

.- Beheadings and massacres: Andean and Mesoamerican representations of the Spanish conquest. Federico Navarrete (2008).

.- Exploradores y piratas en la América del Sur: historia de la aventura, Ernesto Morales (2006).

.- Historia del Perú, Sir Clements Robert Markham (1894).

.- Historia inédita del Colegio del Cusco, Antonio De Vega (1600).

.- Historia de América Andina, Luis Guillermo Lumbreras (1999).

.- Los últimos días de los incas, Kim MacQuarrie (2016).

.- Historia del Perú virreinato (1551-1600), Rubén Vargas Ugarte (1949).