Hace unos 900.000 años, el mundo cambió de forma repentina y brutal. El clima entró en una fase de inestabilidad extrema: las lluvias desaparecieron, enormes regiones se secaron, la vegetación colapsó y muchos animales incluyendo especies clave para nuestra supervivencia desaparecieron de vastas zonas de África. Fue un golpe tan devastador que la población humana se redujo a un número que hoy parece imposible: solo 1.280 individuos capaces de reproducirse. Un pequeño grupo en un continente que se convertía rápidamente en un desierto peligroso.
Los científicos creen que estos supervivientes se refugiaron en dos grandes zonas que lograron resistir el caos climático. La primera fue África Oriental, especialmente el Gran Valle del Rift, un corredor de vida formado por volcanes, lagos profundos y ríos que no se secaron por completo. Allí, en lo que hoy es Etiopía, Kenia y Tanzania, nuestros ancestros encontraron pequeños oasis donde todavía había agua, frutos silvestres y algo de fauna para cazar. La segunda zona posible fue la costa del sur de África, donde el océano mantuvo un clima más templado y proporcionó mariscos, peces y algas incluso en los peores periodos de sequía.
Pero encontrar refugio no bastaba: tenían que adaptarse o morir.
Y adaptarse fue exactamente lo que hicieron.
Renunciaron a depender exclusivamente de grandes presas y empezaron a alimentarse de raíces, tubérculos, insectos y pequeños animales. Buscaban cuevas profundas para protegerse del frío nocturno y del calor extremo del día. Se movían en grupos muy reducidos para no agotar los recursos. Y aunque aún no dominaban el fuego como lo haríamos más tarde, probablemente lo conservaban cuando lo encontraban por causas naturales, usándolo para ahuyentar depredadores y cocinar alimentos duros.
Durante miles de generaciones vivieron así: aislados, vulnerables y siempre al límite. Pero resistieron.
Y cuando el clima comenzó a estabilizarse nuevamente, ese pequeño grupo se expandió, repobló el continente y dio origen a todas las poblaciones humanas posteriores.

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