Antes de encender tu primer cohete, debes saber esto
La etología y la medicina veterinaria han documentado durante décadas que los animales son extremadamente sensibles al ruido explosivo, especialmente cohetes, petardos y pirotecnia de impacto.
Los animales procesan el sonido con mayor intensidad que los humanos y, en muchos casos, a frecuencias que nosotros ni siquiera percibimos.
1) Los decibeles no son un “ruido bonito”
Perros, gatos, aves, caballos y fauna silvestre poseen un rango auditivo más amplio.
Un cohete puede alcanzar 120 a 155 dB (equivalente a un avión despegando a pocos metros).
Los perros pueden escuchar hasta 45 kHz y los gatos hasta 64 kHz (nosotros apenas 20 kHz).
El estímulo es abrupto, penetrante y sin anticipación. No hay forma de “prepararlos” para el estallido.
Traducción real: No es “solamente ruido”, es un estímulo que el encéfalo animal interpreta como amenaza inmediata de muerte.
2) El daño no es solo emocional, también orgánico
El estallido puede provocar:
taquicardia severa
hiperventilación
miedo paroxístico
ataques de pánico
huida descontrolada (perros, gatos y caballos salen corriendo y son atropellados)
auto-trauma (lastimarse intentando esconderse)
convulsiones en animales con predisposición neurológica
miopatía por estrés en aves silvestres y caballos
En perros y gatos con comorbilidades cardíacas o endocrinas, el susto puede desencadenar:
arritmias,
síncope,
crisis hipertensivas,
e incluso muerte súbita.
3) La naturaleza paga el precio más alto
En fauna silvestre, la pirotecnia provoca:
abandono de nidos,
choques contra ventanas, postes, cables,
desorientación migratoria,
colapso respiratorio en aves por estrés masivo,
desbandadas que terminan en masacre accidental.
Miles de aves mueren cada Nochevieja y cada fiesta patronal. Sólo que no salen en Instagram.
4) “Solo es un ratito”
No para ellos.
El ruido no dura 3 segundos. El estrés fisiológico persiste horas e incluso días:
temblor constante,
negación a comer,
vómito,
diarrea,
desregulación del sueño,
lamido compulsivo,
conductas de apego extremo o, por el contrario, evasión y huida.
Si no te importan las mascotas… piensa en la fauna silvestre.
Y si tampoco te importa la fauna silvestre…
al menos reconoce que ningún animal te pidió celebrar con explosiones.
No es tradición. Es ruido que enferma, aterroriza y mata silenciosamente.
*Le Prell CG., 2019. Noise-induced damage across species.


No hay comentarios:
Publicar un comentario