🇪🇸 La gloriosa lección del joven marino Español que se enfrentó y destrozó al pirata más temido siglo XVI Beltrán de Castro tenía solo 22 años cuando fue enviado a América para enfrentarse a Richard Hawkins y acabar con sus saqueos de las costas de españolas y su población En medio de las más cruentas batallas entre las dos potencias más grandes del mundo del siglo XVI, España y Gran Bretaña, los piratas de antaño encontraron la justificación perfecta para iniciar todo tipo de ofensivas por sorpresa contra los dominios hispanos en todos los mares. Ahora, sin embargo, rebautizados como «corsarios» y con patente de corso de la Reina de Inglaterra para que pudieran saquear a gusto las costas y robar a la población. Figuras que seguían los pasos del temido Francis Drake, como Thomas Cavendish, que regresó a las andanzas con seis barcos. Y después, Walter Raleigh, íntimo de Isabel I; Martin Frobisher, veterano de la Contraarmada; George Clifford de Cumberland, terror de las naves portuguesas, y John Hawkins, primo de Drake y comerciante de esclavos. El heroico episodio que vamos a contarles a continuación, está protagonizado por Beltrán de Castro y de Las Cuevas, un jovencísimo y desconocido marino de origen gallego que se enfrentó contra uno de los piratas más temidos de finales del siglo XVI: Richard Hawkins, hijo del mencionado John. Este combate tuvo lugar en medio de la guerra que, desde 1588, enfrentaba a España e Inglaterra por el dominio del viejo continente. En concreto, desde que produjo el ataque de la Armada Invencible por parte de Felipe II para destronar a Isabel I e invadir las islas británicas. Murieron 11.000 hombres y, un año después, durante la revancha de la Contraarmada, otros 15.000 más.La historia comienza cuando John Hawkins, que era comerciante de esclavos y primo de Drake, regresó a Inglaterra con varias de sus naves maltrechas por un temporal, decidió que era el momento de retirarse y cedérselas a su hijo Richard. En total, tres barcos: la Dainty, un galeón de unas 500 toneladas armado con 30 cañones que había sido bautizado por la misma Reina; el Fantasy, un patache de dos velas muy ligero y destinado a la vigilancia, y una nao de pertrechos de un centenar de toneles y ocho cañones. Toda una pequeña flota con la que este corsario de 32 años se lanzó contra las colonias españolas en América confiado de su superioridad. Era un buen momento para salir a saquear, pero el inglés claramente menospreció la capacidad de su enemigo para defender las remotas costas del Pacífico. Así lo cuenta el escritor e historiador Víctor San Juan en su último libro, « Veintidós derrotas navales de los británicos»Las operaciones británicas en aguas del Pacífico en aquellos últimos años del siglo XVI fueron consideradas por la Corona Española como asaltos salvajes e injustificables. Felipe II decidió que cualquier navegante no español que surcara este océano debería de ser tratado como un pirata y, como consecuencia, aplicarle todo el peso de la ley. Estos significaba básicamente ejecuciones sumarias sin más preámbulos ni formalidades. En la madrugada del 5 de junio la nave inglesa fue avistada por Beltrán. Hawkins tuvo suerte de que, de repente, se desatara una tormenta que desmanteló las arboladuras de dos de sus principales galeones. El pirata pudo huir delante de sus narices. Aún así, asustado por la amenaza de que se les acercara más, tiraron por la borda todo el botín que habían hecho en las jornadas anteriores para ganar velocidad y llegar pronto a la isla de Lobos y Huanchaco .Richard Hawkins continuó su marcha más confiado de que había logrado perder de vista a Beltrán de Castro. Pero no fue así. El español lo persiguió incansablemente durante una jornada interminable con las costas a la vista para no ponerse en peligro. Hawkins, que en ese momento se encontraba en desventaja, se defendió dignamente. Sin embargo, las ganas acumuladas por sus adversarios, ante la visión de las tropelías que habían causa en territorio español, y las ansias por echarle el guante fueron mayores El 30 de junio, harto de huir y tras soñar que el español le había atrapado, el inglés decidió lanzar un ataque por sorpresa y a la desesperada que fue rechazado de nuevo. La tripulación de 120 de serrín para evitar patinazos con la sangre que se había derramado. Todos en la Dainty comprendieron que sus saqueos y rapiñas se habían acabado. Y aunque intentaron de nuevo una escapatoria, no hubo manera El 2 de julio los alcanzó de nuevo, lanzando una salva de cañonazos e invitando a Hawkins a rendirse. Este se negó y, tras dejar el barco pirata desarbolado y sin posibilidad de maniobrar, pudieron ponerse a su lado y se lanzaron al abordaje para luchar cuerpo a cuerpo. Superados, el Dainty izó finalmente la bandera blanca y se rindió. Más de 30 piratas yacían muertos sobre la cubierta y otros tantos heridos. El corsario inglés estaba también herido con dos balazos que ponían punto final a su carrera criminal. Hawkins fue paseado por las calles de la capital peruana para que la población a la que había pretendido robar, matar y violar se desahogara a gusto con él. Después fue arrestado por la Inquisición y enviado a un calabozo. La falta de luz y el odio de los carceleros que pretendían quemarlo vivo por hereje le volvieron prácticamente loco. Al final fue enviado a España y encarcelado de nuevo durante siete años en prisiones de Sevilla y Madrid, hasta que, en 1602, fue enviado a Inglaterra. Allí fue nombrado caballero, pero nunca más se le ocurrió embarcar en una nave ni echarse al mar. Resumen ABC- I. Viana

No hay comentarios:
Publicar un comentario