Puyi, el último emperador de China, nació el 7 de febrero de 1906 en Pekín, en el seno de la dinastía Qing. Su vida fue un reflejo de los cambios tumultuosos que sacudieron a China en el siglo XX.
Puyi fue elegido como sucesor del emperador Guangxu a la edad de dos años, después de la muerte de este en 1908. La emperatriz viuda Cixi, quien había gobernado China durante décadas, designó a Puyi como emperador, con el título de Xuantong. Sin embargo, la verdadera autoridad recaía en su padre, el príncipe Chun, y en la emperatriz viuda Longyu.
La infancia de Puyi estuvo marcada por la soledad y la falta de libertad. Vivía en la Ciudad Prohibida, rodeado de lujos y privilegios, pero sin la posibilidad de experimentar la vida normal de un niño. Su educación estaba a cargo de tutores y eunucos, quienes le enseñaban las tradiciones y la cultura china.
En 1911, la Revolución china derrocó al gobierno imperial y estableció la República de China. Puyi fue obligado a abdicar en 1912, a la edad de seis años, y se le permitió vivir en la Ciudad Prohibida con su familia y séquito.
La caída del imperio fue un golpe devastador para Puyi, quien no entendía por qué había perdido su trono. Sin embargo, su vida en la Ciudad Prohibida continuó sin cambios significativos, ya que se le permitió mantener su título y su séquito.
Puyi creció en la Ciudad Prohibida, rodeado de lujos y privilegios. Sin embargo, su vida estaba llena de restricciones y rituales. No se le permitía salir de la ciudad sin permiso, y su educación estaba a cargo de tutores y eunucos.
A medida que Puyi crecía, comenzó a cuestionar la vida que llevaba. Quería experimentar la vida normal de un niño, jugar con otros niños y aprender cosas nuevas. Sin embargo, su séquito y sus tutores le decían que eso no era posible, que él era un emperador y debía comportarse como tal.
En 1924, el señor de la guerra Feng Yuxiang expulsó a Puyi de la Ciudad Prohibida, y se le obligó a vivir en Tianjin, en la concesión territorial japonesa.
La expulsión de la Ciudad Prohibida fue un golpe duro para Puyi, quien se sentía como un prisionero en su propio palacio. Sin embargo, también le dio la oportunidad de experimentar la vida normal y de conocer a personas nuevas.
En 1932, los japoneses establecieron el estado títere de Manchukuo, y Puyi fue nombrado emperador. Sin embargo, su poder era limitado, y los japoneses controlaban realmente el gobierno.
Puyi se sintió atrapado en Manchukuo, sin poder hacer nada para cambiar su situación. Los japoneses lo utilizaban como un símbolo de la legitimidad de su gobierno, pero no le permitían tomar decisiones importantes.
En 1945, los soviéticos liberaron Manchukuo, y Puyi fue capturado y llevado a la Unión Soviética. En 1949, fue entregado a las autoridades comunistas chinas, y se le condenó a prisión por traición.
La captura de Puyi fue un golpe devastador para él, quien se sentía como un traidor a su país. Sin embargo, también le dio la oportunidad de reflexionar sobre su vida y de cambiar.
Puyi pasó diez años en prisión, donde se le reeducó y se le enseñó a trabajar. En 1959, fue liberado y se le permitió trabajar en un jardín botánico en Pekín.
La vida en la prisión fue dura para Puyi, pero también le dio la oportunidad de aprender y de crecer. Se convirtió en un jardinero experto y se ganó el respeto de sus compañeros de trabajo.
Puyi murió el 17 de octubre de 1967, a la edad de 61 años, en Pekín. Sus cenizas fueron enterradas en el Cementerio Revolucionario de Babaoshan, y más tarde se trasladaron al Cementerio Imperial de Hualong.
La vida de Puyi fue un reflejo de los cambios tumultuosos que sacudieron a China en el siglo XX. Desde su infancia como emperador hasta su vida como plebeyo, Puyi experimentó la caída del imperio, la guerra y la revolución.
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