La arquitectura anatómica de la rodilla humana
Está formada por tres huesos principales: el fémur, la tibia y la rótula (visible en la parte superior de la imagen), unidos por una red de ligamentos, tendones y músculos que trabajan en conjunto para mantener la estabilidad y permitir el movimiento.
Los ligamentos cruzados (anterior y posterior) se entrelazan en el centro de la articulación, controlando el desplazamiento del fémur sobre la tibia, mientras que los ligamentos colaterales refuerzan los lados. Los tendones, en color azulado, conectan los músculos —como el cuádriceps y los isquiotibiales— con los huesos, transmitiendo la fuerza que hace posible flexionar, extender y sostener el peso corporal.
Cada estructura cumple una función precisa en un sistema que combina potencia, flexibilidad y resistencia: un verdadero ejemplo de ingeniería biológica diseñada para el movimiento.
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Nota aclaratoria: Este contenido es informativo y académico. No reemplaza la valoración clínica directa ni pretende ser una guía de autodiagnóstico. Ante cualquier signo o síntoma, busca atención médica calificada.
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