Uno de los árboles más extraordinarios del mundo crece en el remoto archipiélago de Socotra, en el Mar Arábigo. Conocido como drago de Socotra (Dracaena cinnabari). Esta antigua especie destaca no solo por su singular apariencia, sino también por la llamativa resina de color rojo oscuro que produce, comúnmente llamada "sangre de drago". Esta distintiva savia le da nombre y ha sido valorada durante siglos por sus usos medicinales, tintóreos y rituales. Hoy en día, el drago es reconocido como el árbol nacional de Yemen, simbolizando tanto la maravilla natural como el patrimonio cultural. El drago presenta una copa de ramas densa y redondeada que crea una forma similar a un paraguas, perfectamente adaptada a su duro entorno. A diferencia de la mayoría de las monocotiledóneas, que no suelen mostrar crecimiento secundario, el Dracaena cinnabari tiene zonas de crecimiento similares a los anillos de los árboles que se observan en las dicotiledóneas, una característica poco común que revela su lento pero constante desarrollo a lo largo de los años. Las hojas del árbol crecen solo en las puntas de las ramas más jóvenes y se caen cada tres o cuatro años, renovándose todas a la vez: un ciclo fascinante que contribuye a su longevidad. La ramificación ocurre de forma única cuando se detiene el crecimiento de la yema terminal, ya sea por la floración o por daños externos como la herbivoría. Este patrón de crecimiento, conocido como "hábito dracoide", le otorga al árbol su distintiva y densa copa, que le da sombra y conserva la humedad, ayudándole a sobrevivir en las áridas condiciones de Socotra. Este árbol es un vínculo vivo con la historia botánica de la Tierra, prosperando en un punto crítico de biodiversidad con numerosas especies endémicas que datan de millones de años. Su supervivencia ofrece una visión de los ecosistemas antiguos y las adaptaciones que las plantas han desarrollado para soportar ambientes extremos. Dato curioso: Se creía que la resina de "sangre de drago" tenía poderes curativos mágicos y se comercializaba ampliamente en todo el mundo antiguo para su uso en medicina, barnices e incluso como pigmento en obras de arte.
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