Un descubrimiento arqueológico reciente en Kirguistán ha revelado un yacimiento de arte rupestre que podría cambiar lo que sabemos sobre antiguas sociedades nómadas y su forma de vida. En un valle montañoso de la región de Talas, investigadores localizaron el sitio llamado Durdana, donde se identificaron cientos de grabados en roca, símbolos de clan (tamgas) y lo más sorprendente: inscripciones en una lengua antigua poco conocida, la sogdiana.
El conjunto incluye casi 600 petroglifos con representaciones de animales como cabras salvajes, caballos, lobos, camellos y ciervos; también aparecen figuras humanas, jinetes y símbolos abstractos. Entre ellos, destacan dos inscripciones verticales hechas en sogdiano, una de ellas con un nombre que parece haber pertenecido a un comandante o jefe ancestral. A su lado, las tamgas —marcas que identificaban clan o pertenencia— sugieren una estructura social organizada.
Este hallazgo aporta una ventana única al pasado de Asia Central: nos permite imaginar cómo vivían aquellos pueblos, su jerarquía, su vínculo con el territorio y cómo señalaban su identidad. Es fascinante pensar que, a través de rocas y símbolos grabados, podemos oír ecos de voces milenarias que vivieron en esas montañas.
Además, este sitio demuestra que los relatos históricos pueden cambiar. Lo que hoy consideramos remoto o desconocido, fue en su momento parte de una comunidad con costumbres, símbolos y memoria propia. El presente hallazgo nos invita a valorar el patrimonio cultural global y a reconocer la profundidad histórica de lugares que muchas veces no aparecen en los libros convencionales.

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