lunes, 1 de diciembre de 2025

A los 23 años, transformó el tratamiento de la lepra.




 A los 23 años, transformó el tratamiento de la lepra.

A los 24, ya no estaba.
Y durante décadas, un hombre blanco recibió el crédito por su trabajo.
Esta es la historia de Alice Augusta Ball — la científica brillante que casi desapareció de la historia.
Creció en Seattle a principios del siglo XX, en una familia que valoraba la educación y las posibilidades.
Su abuelo, James Ball Sr., fue uno de los primeros fotógrafos negros de Estados Unidos.
Alice mostró su talento científico desde joven, destacándose en química antes de poner un pie en un laboratorio universitario.
Obtuvo dos títulos de licenciatura — en química farmacéutica y en farmacia.
Siendo estudiante, publicó investigación en una revista científica, algo excepcional para la época.
Luego se mudó a Hawái, donde se convirtió en:
✨ La primera mujer con una maestría en química en la Universidad de Hawái
✨ La primera mujer negra en lograrlo
✨ Y la primera profesora de química de la institución
Tenía 23 años.
Pero mientras enseñaba, se enfrentó a una crisis médica devastadora:
La enfermedad de Hansen — la lepra.
Un diagnóstico en la Hawái de principios del siglo XX significaba aislamiento.
Las personas eran enviadas por la fuerza al asentamiento de Kalaupapa, en Moloka‘i, separadas de sus familias.
Existía un tratamiento — el aceite de chaulmoogra — pero era espeso, amargo y casi imposible de absorber. La mayoría lo rechazaba. Muchos morían igual.
Alice no se resignó.
En su laboratorio descubrió cómo convertir el aceite de chaulmoogra en una forma inyectable y eficaz.
Su técnica — conocida hoy como el Método Ball — salvó vidas, permitió que familias se reunieran y ofreció esperanza donde antes no había ninguna.
Logró este avance antes de cumplir los 24 años.
Y luego, de manera repentina, murió.
Alice Ball falleció en 1916, con solo 24 años.
La causa exacta sigue siendo incierta; algunos relatos hablan de un accidente en el laboratorio y otros de complicaciones médicas.
Tras su muerte, el presidente de la universidad, Arthur Dean, continuó su trabajo — pero eliminó su nombre y lo promocionó como “el Método Dean.”
Durante décadas:
📌 Su nombre apareció en libros
📌 Él recibió los elogios
📌 Él obtuvo el crédito
Y el nombre de Alice casi desapareció.
Pero la verdad salió a la luz.
El investigador Dr. Harry Hollmann, quien había pedido la ayuda de Alice, escribió sobre su papel. Más tarde, historiadores encontraron sus notas, cartas y métodos originales.
El mundo finalmente reconoció lo que siempre fue cierto:
Era el Método Ball — y siempre le perteneció.
Alice Ball revolucionó el tratamiento de la enfermedad de Hansen, salvando innumerables vidas.
Cambió la historia médica en un solo año.
Imaginen lo que podría haber logrado con una vida entera.
Alice Augusta Ball merecía mucho más reconocimiento.
Merecía premios, monumentos y un lugar en cada libro de ciencia.
Durante demasiado tiempo, fue silenciada.
Pero ya no.
Decimos su nombre porque el mundo debería haberlo hecho.
La honramos porque la historia no lo hizo.
La recordamos porque lo mereció.
Alice Augusta Ball (1892–1916)
La química que cambió el mundo antes de tener tiempo de vivir en él.
Puede ser una imagen de texto que dice "Lacasa del saber"
Todas las reacciones:
Francesca Garriga y 570 personas más

No hay comentarios:

Publicar un comentario