El personaje histórico de Catalina de Alejandría ha sido envuelto, por su santidad, en un halo legendario que arroja muchas dudas acerca de la veracidad de su historia. La historia de una virgen noble de Alejandría que, gracias a su cultura y erudición fue capaz de enfrentarse a grandes filósofos y al mismísimo emperador.
Convertida al cristianismo por una visión de Cristo en la que le prometió la consagración de su vida a Dios, aprovechó la visita del Emperador Maximiano para conseguir de él su conversión. La osadía de la joven cristiana le costaría el martirio. Incapaz de rebatir a Catalina, el emperador puso frente a ella un gran número de filósofos y sabios que intentaron convencerla del error de sus palabras. Lejos de conseguirlo, muchos de ellos fueron incluso convencidos por Catalina y convertidos de a la fe cristiana.
Viendo amenazado su prestigio y poder, Maximiano condenó a Catalina al martirio. Cuenta la leyenda hagiográfica que la rueda con pinchos, al entrar en contacto con la joven cristiana, se rompió. Desesperado, Maximiano ordenó su decapitación.
Fue a partir de las Cruzadas que la historia de Santa Catalina de Alejandría se extendió por Europa y se iniciaron las peregrinaciones a su tumba a los pies del monte Sinaí. Desde entonces poetas narraron su martirio y miles de fieles se unieron a su devoción.
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