lunes, 3 de noviembre de 2025

EL EMPERADOR MANSA MUSA

 



EL EMPERADOR MANSA MUSA

En julio de 1324 una de las caravanas más grandes que jamás se haya visto llegó a las afueras de la ciudad de El Cairo tras cruzar el desierto del Sahara. Estaba dirigida por Musa I Keita (c. 1280-c. 1337), el legendario gobernante del vasto imperio de Malí en África Occidental.
Estaba realizando un hajj, una peregrinación religiosa a La Meca, y según los informes, su comitiva incluía a 60.000 cortesanos, todos vestidos con brocado y seda persa, incluidos 12.000 esclavos, cada uno de los cuales llevaba 1,8 kg de lingotes de oro, y heraldos vestidos con sedas, que llevaban bastones de oro, la caravana además incluían 80 camellos cada uno de los cuales transportaba de 23 a 136 kg de polvo de oro según los informes. En su recorrido repartió generosas limosnas entre los pobres y distribuyó tanto oro entre la población que su precio se devaluó y provocó una inflación que duró más de una década.
“Cada noche, cuando se detenían, era como un pueblo entero acampando en el desierto”, dijo Gus Casely-Hayford, director del Museo Nacional de Arte Africano del Instituto Smithsoniano. “Llevaban todo lo que necesitaban en el desierto, incluida una mezquita móvil para que el emperador pudiera rezar”.
El historiador árabe del siglo XIV Shihab al-'Umari escribió que Mansa Musa “inundó El Cairo con sus beneficios. No dejó a ningún emir de la corte ni a ningún titular de un cargo real sin el regalo de una carga de oro. Gastaron tanto oro hasta que deprimieron su valor en Egipto e hicieron que su precio cayera”.
Musa, que inicio su reinado como Mansa (gobernante en su idioma nativo) unos 12 años antes, en 1312, habría estado preparándose durante ese tiempo para su gran peregrinación. Mientras estuvo en El Cairo, él mismo dijo que había conquistado 24 ciudades y regiones circundantes. El enorme número de esclavos que lo acompañaban confirmaría esto.
Hoy en día se cree que Musa fue la persona más rica de la historia, incluso para los estándares actuales. Su extenso reino incluía la totalidad o parte de la actual Mauritania, Senegal, Gambia, Guinea, Burkina Faso, Malí, Níger, Nigeria y Chad.
Pero “Musa no solo quería riqueza y poder”, dijo Casely-Hayford. “Él buscaba algo más. Buscó el conocimiento”.
Cuando el Emperador regresó de La Meca a Tombuctú, trajo eruditos y un arquitecto andaluz de El Cairo para construir una gran mezquita, Djinguereber, una obra maestra arquitectónica y uno de los edificios más emblemáticos de África.
Como sede del imperio de Musa, Tombuctú atrajo a eruditos de todo el mundo islámico para estudiar en sus bibliotecas y universidades. En su apogeo, la ciudad podía albergar a 25.000 estudiantes y sus archivos contenían más de 800.000 manuscritos, según Casely-Hayford, la colección de libros más grande de África desde la biblioteca de Alejandría.
En su ausencia, su general Sagamadir completó la conquista del reino vecino de Songhai, anexionando las prósperas ciudades de Gao y Tombuctú al Imperio de Mali. Cuando Mansa Musa retorno de su territorios conquistados.
Escritores árabes, como los célebres Ibn Battuta y Abdallah ibn Asad al-Yafii, elogiaron la generosidad, la virtud y la inteligencia de Musa. Y el gran Ibn Khaldun dijo que él “era un hombre recto y un gran rey, y todavía se cuentan historias de su justicia”.
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