Por este motivo, los médicos insistimos tanto en que los pacientes con diabetes deben utilizar zapato cerrado e idealmente un calzado diseñado especialmente para diabéticos.
La diabetes no solo altera los niveles de azúcar, también genera complicaciones silenciosas: daña las arterias y vasos sanguíneos de las piernas, y afecta los nervios. Esto último provoca pérdida de sensibilidad en los pies.
¿La consecuencia? Una herida leve —provocada, por ejemplo, por usar sandalias o calzado abierto— puede pasar desapercibida. El paciente no siente dolor y no se da cuenta del daño. Con el paso de los días, esa pequeña lesión progresa, y como la cicatrización también está afectada, se convierte en una úlcera profunda y de alto riesgo.
El desenlace puede ser complejo: infecciones difíciles de controlar o incluso pérdida de parte del pie.
Esta imagen creada y publicada con fines educativos nos recuerdan que la prevención es clave. El cuidado del pie diabético comienza en algo tan básico como elegir el calzado correcto, revisar los pies cada día y nunca subestimar una herida, por pequeña que parezca.
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Recordatorio esencial: La información presentada tiene carácter académico y educativo. No constituye consulta médica, ni debe ser utilizada para autotratarse. Si tienes molestias o preocupaciones, consulta a tu médico de confianza.
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