lunes, 29 de septiembre de 2025

Conquista de Canarias Redescubrimiento

 

Conquista de Canarias

Redescubrimiento

Tras la caída del Imperio Romano las Islas Canarias dejaron de ser visitadas por los navegantes y su conocimiento se perdió. Lanceloto Malocello arribó a Lanzarote hacia 1312 y dio su nombre a la isla.  Por las mismas fechas el archipiélago comenzaba a ser visitado por marinos catalanes y mallorquines y en 1351 el papa creaba el Obispado de la Fortuna con sede en Telde. De esta época datan los actuales nombres de las islas. El Redescubrimiento de las Islas Canarias fue un acontecimiento histórico de gran importancia pues supuso el inicio de la expansión geográfica europea que culminaría más tarde con la apertura de la ruta hacia las Indias Orientales y con el descubrimiento del Nuevo Mundo.

Conquista Señorial

La conquista de las Islas Canarias fue un largo proceso que duró casi un siglo, distinguiéndose al menos dos periodos. La primera etapa, conocida como conquista señorial, fue emprendida en 1402 por dos caballeros franceses, el normando Jean de Bethencourt y su socio Gadifer de la Salle. Primero desembarcaron en la isla de La Graciosa y posteriormente se dirigieron al sur de Lanzarote, tomando tierra en el lugar conocido como El Rubicón (actual Playa Blanca), donde fundaron la localidad de San Marcial, primer asentamiento de los europeos en territorios descubiertos hacia occidente.

A continuación se emprendió la conquista de Fuerteventura, ultimada en 1405 a pesar de las desavenencias entre Bethencourt y Gadifer, que construyen los castillos de Rico Roque y Valtarajal, hoy desaparecidos. Por las mismas fechas los normandos desembarcaron en El Hierro, cuya población había sido muy castigada por las expediciones esclavistas. Bethencourt se vale del engaño para capturar al jefe Armiche y a otros herreños, tomándolos como esclavos. Como en Fuerteventura, las crónicas hablan de la existencia de un hechicero llamado Ione que pronosticó la conquista de la isla. Algunas familias de origen europeo se establecieron en El Hierro. Finalmente, la conquista de La Gomera no fue tanto el resultado de una campaña militar como el fruto de una ocupación paulatina garantizada por los pactos contraídos con los aborígenes.  Hernán Peraza el Viejo construye la llamada Torre del Conde y consolida la presencia europea en la isla, sin embargo, la asimilación progresiva de los aborígenes no impidió frecuentes revueltas debido a los abusos cometidos por los conquistadores. La más grave la instigó Hupalupa en 1488 , saldándose con la muerte de Hernán Peraza el Joven y la dura represión subsiguiente dirigida por su viuda Beatriz de Bobadilla y el conquistador de Gran Canaria, Pedro de Vera. Esta fecha es tomada para poner fin a la conquista de la isla.

Conquista de Realengo

La rivalidad con la Corona de Portugal obligó a los Reyes Católicos a comprar a los señores de las islas, el derecho a conquistar las islas que aún no habían sido sometidas (Gran Canaria, La Palma y Tenerife).  De este modo, en 1477 se iniciaba el dominio directo de las Islas Canarias por parte de la Corona castellana. Los reyes concedieron el mando de las operaciones a Pedro de Vera. La muerte de Doramas en la batalla de Arucas y la captura del guanarteme de Gáldar, Thenesor Semidán, así como la destrucción sistemática de los recursos alimenticios de los canarios, obligó a los aborígenes a refugiarse en las zonas más inaccesibles del interior de la isla. Después de cinco años de campaña militar, en julio de 1483 se dio por concluida la conquista de la isla.

La conquista de La Palma se inició en 1492. Alonso Fernández de Lugo, que había colaborado con Pedro de Vera en Gran Canaria, desembarcó en Tazacorte e inició la penetración hacia el interior de la isla. Bajo el mando de Tanausú los aborígenes resistieron a los castellanos, que finalmente recurrieron al engaño. Atraído para parlamentar a los llanos de Aridane, el líder de la resistencia fue capturado y enviado como esclavo a la Península, muriendo en el trayecto. La conquista se dio por concluida en mayo de 1493.

La conquista de Tenerife fue emprendida por el mismo Alonso Fernández de Lugo en 1494. Ultimados los preparativos en Sevilla y Gran Canaria, los castellanos desembarcaron en la costa de Añazo, actual Santa Cruz. Esta campaña se saldó con una grave derrota en La Matanza de Acentejo, desbandada en la que el propio Lugo estuvo a punto de morir. Reorganizado el ejército y provisto de nuevos apoyos, Lugo retorna a Tenerife a finales de 1495 y traba combate con los guanches, dirigidos por Bencomo y Tinguaro, en la batalla de La Laguna, obteniendo una primera victoria gracias a la eficaz intervención de la caballería en campo abierto. Con posterioridad Lugo prosiguió su avance por el norte de la isla celebrando una segunda y definitiva victoria en el lugar conocido desde entonces como La Victoria de Acentejo. La conquista de la isla concluye en 1496 con la rendición y el bautismo de los menceyes guanches. Con la rendición de Tenerife el archipiélago quedaba plenamente incorporado a la Corona de Castilla.

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