Tu huella mi principio.
A veces escuchamos frases como “padre hay en cualquier esquina” o vemos cómo se reduce su participación a un momento, a un acto pasajero. La sociedad ha puesto casi toda la luz sobre la madre —y claro, su papel es irremplazable—, pero en ese enfoque hemos opacado la verdad profunda: el padre no solo está en el principio… permanece en cada latido de ese nuevo ser.
La ciencia lo confirma: el ADN del padre no solo determina el sexo del bebé, también codifica instrucciones sobre cómo se nutrirá, cómo se protegerá inmunológicamente y cómo respirará dentro del vientre. La placenta, ese órgano vital para la vida, lleva impreso el mensaje genético que él aporta. Es su participación silenciosa, constante, que acompaña los nueve meses sin que él siquiera toque el vientre.
Un padre verdadero no es solo un proveedor de apellido o de sustento. Desde el primer instante, su vida, su historia y su genética se entrelazan con la de su hijo. Negar su valor es negar parte del milagro de la vida.
Tal vez sea hora de mirar más allá de los prejuicios y reconocer que en la creación de un ser humano, el padre no es un invitado de paso… es coautor de la obra más perfecta que existe:
A veces escuchamos frases como “padre hay en cualquier esquina” o vemos cómo se reduce su participación a un momento, a un acto pasajero. La sociedad ha puesto casi toda la luz sobre la madre —y claro, su papel es irremplazable—, pero en ese enfoque hemos opacado la verdad profunda: el padre no solo está en el principio… permanece en cada latido de ese nuevo ser.
La ciencia lo confirma: el ADN del padre no solo determina el sexo del bebé, también codifica instrucciones sobre cómo se nutrirá, cómo se protegerá inmunológicamente y cómo respirará dentro del vientre. La placenta, ese órgano vital para la vida, lleva impreso el mensaje genético que él aporta. Es su participación silenciosa, constante, que acompaña los nueve meses sin que él siquiera toque el vientre.
Un padre verdadero no es solo un proveedor de apellido o de sustento. Desde el primer instante, su vida, su historia y su genética se entrelazan con la de su hijo. Negar su valor es negar parte del milagro de la vida.
Tal vez sea hora de mirar más allá de los prejuicios y reconocer que en la creación de un ser humano, el padre no es un invitado de paso… es coautor de la obra más perfecta que existe: la vida.
Tomado de la red.
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