¿De dónde viene realmente el oxígeno que respiramos?




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En Homestead, Florida (EE.UU.), existe un monumento que desconcierta a arquitectos e ingenieros: el Castillo de Coral.
Hace 240 millones de años, un reptil marino conocido como "Lariosaurus valceresii" recorría las aguas tropicales en un mundo muy distinto al actual. Hoy, gracias a un hallazgo excepcional en Suiza, podemos conocerlo como nunca antes: con piel y escamas fosilizadas en perfecto estado.
Así como tenemos una gran arteria aorta, también tenemos un gran nervio vago ..
Capital: Astaná
Idiomas oficiales: Kazakh, Ruso
Moneda: Tenge
Población: 20,59 millones (2024) Banco Mundial
Área: 2.725.000 km²
Gobierno: República, Centralismo, Presidencialismo
Continente: Europa, Asia
¿Cuál es el nivel de vida en Kazajistán?El PIB per cápita es un muy buen índicador del nivel de vida y en el caso de Kazajistán, en 2024, fue de 13.404 € euros , con el que se sitúa en el puesto 69 del ranking y sus habitantes tienen un bajo nivel de vida en relación al resto de los 196 países del ranking de PIB per cápita.Kazajistán se autodenomina una república unitaria con un sistema político fuertemente presidencialista. El presidente es el jefe de Estado, y a la vez comandante en jefe de las Fuerzas Armadas. Tiene poder de veto sobre la legislación aprobada por el Parlamento.Está ubicada en el extremo noroeste del país, limitando al oeste y norte con Rusia, al este con Aktobé y al sur con Atirau, siendo considerada como parte de Europa.Kazajistán es un país bastante barato, si lo comparamos con países europeos por ejemplo. Aunque si lo comparamos con sus vecinos de Asia Central, es algo más caro.No es necesario que los españoles obtengan visado para viajar a Kazajstán para estancias de hasta treinta días en el país siempre que estas no sumen más de 90 días en periodos de 180 díasLos salarios en Kazajistán promediaron 113069,85 KZT/mes desde 2000 hasta 2025, alcanzando un máximo histórico de 448620 KZT/mes en el segundo trimestre de 2025 y un mínimo histórico de 12890 KZT/mes en el primer trimestre de 2000.
Cambios Políticos
El 18 de julio de 1936 las tropas con guarnición en Canarias secundaron el golpe de estado promovido por un sector del ejército y las islas quedaron incorporadas a aquella parte del territorio nacional que se había sublevado contra la República. El archipiélago no fue escenario de la guerra civil y los episodios de oposición al levantamiento militar, registrados en Gran Canaria, Tenerife y La Palma, fueron de escasa importancia y rápidamente reprimidos. El capitán general de Canarias, Francisco Franco Bahamonde, abandonó pronto el archipiélago para ponerse al mando del ejército de Africa, comenzando así una contienda que duraría tres años.
La represión política y sindical que siguió al estallido de la guerra se prolongó hasta bien entrados los años cuarenta. Los prisioneros y represaliados se contaron por miles, una gran parte fueron fusilados, otros fueron deportados o condenados a trabajos forzados. La cifra de desaparecidos, fugados y emigrados políticos está aún por determinar. La mayoría pasó largos periodos de internamiento en las prisiones militares de Fyfffes en Tenerife o los campos de prisioneros de La Isleta o Gando en Gran Canaria. Las consecuencias de la guerra fueron desastrosas para el archipiélago debido a la desarticulación comercial y al aislamiento internacional a que se vio sometido el nuevo régimen. Por si fuera poco, el estallido de la II Guerra Mundial contribuyó a agravar aún más la situación. El desabastecimiento de productos básicos obligó a imponer una economía de guerra dirigida por la Comandancia Militar y por el Mando Económico, cuyas medidas más conocidas fueron el control de los precios y el racionamiento. Distintas formas de contrabando florecieron entonces. La penuria era generalizada.
Las décadas que siguieron estuvieron marcadas por la Guerra Fría y el posterior reconocimiento del régimen por los EEUU y las potencias aliadas. Acontecimientos como el cierre del Canal de Suez en 1967 o el proceso de descolonización africano pusieron de relieve la importancia de la situación geográfica de Canarias. Los principales puertos y aeropuertos isleños cobraron un renovado interés en los planes estratégicos de la OTAN. A su vez, el conflicto del antiguo Sáhara Español volvió a convertir a Canarias en una región inestable.
Por fin, tras la muerte del general Franco en 1975 se inició el periodo conocido como la Transición Política, aprobándose en el archipiélago la Ley de Reforma Política (1976) y la Constitución Española (1978) con un amplio respaldo popular. Con ello quedaba restablecido en las islas, al igual que en el resto del estado, un régimen constitucional que ha garantizado hasta el presente el ejercicio de los derechos y deberes democráticos de los ciudadanos. En agosto de 1982, y en aplicación del artículo 143 de la Constitución tuvo lugar la aprobación del Estatuto de Autonomía de Canarias, accediendo el archipiélago al autogobierno. Desde entonces se han sucedido ocho legislaturas autonómicas alternándose en el ejecutivo de la Comunidad gobiernos socialistas, centristas, nacionalistas y de coalición.
Economía y Sociedad
Superados los efectos de la Guerra Civil y los años inmediatamente posteriores, la población de las islas registró un crecimiento sin precedentes. La reducción de la mortalidad, debido a la mejora de los servicios sanitarios, combinada con una tasa de natalidad superior al 30º% permitió que la población de las islas pasara de 680.294 habitantes en 1940 a 1.170.224 en 1970, registrando el archipiélago uno de los porcentajes más altos de población infantil y juvenil de todo el estado. Al mismo tiempo, durante la década de 1950 y 1960 se produjo una intensa corriente emigratoria hacia Venezuela. En enero de 2012 la población del archipiélago ascendía a 2.114.214 habitantes.
La recuperación económica producida a partir de 1960 gracias a la expansión turística y al desarrollo del sector servicios provocó una redistribución de la población, que dejaría de ser mayoritariamente rural para desplazarse a las capitales, principales ciudades y zonas turísticas. Será en estas últimas donde ha pasado a residir el motor económico del archipiélago, convertido en uno de los destinos turísticos más importantes de Europa. Capitales de procedencia muy diversa han permitido la aparición de grandes concentraciones hoteleras en el sur de Gran Canaria y Tenerife, así como en las islas de Lanzarote y Fuerteventura, que han salido de su tradicional marginación gracias a lo que ha dado en llamarse turismo de masas. Si en 1960 el número de turistas que visitó el archipiélago ascendió a 73.240, en 1970 era ya de 2.011.024 y en 2010 fue de 10.537.983, en su mayor parte ingleses, alemanes y peninsulares. Asimismo, la incorporación de España a la CEE, hoy Unión Europea, ha tenido una gran repercusión en las islas. La consideración de Canarias como una Región Ultraperiférica, así como la aplicación en las islas de la política agraria y de la legislación comercial y aduanera comunitarias, han contribuido al sostenimiento de la actividad económica y a la mejora de las infraestructuras.
La modernización de la estructura socioeconómica vino acompañada de consecuencias no deseadas como la masificación urbana, no exenta de episodios de marginalidad y chabolismo, la elevada densidad demográfica, la inmigración irregular, así como de la especulación y el deterioro medioambiental. El crecimiento económico, que en ocasiones ha rondado el 6% del PIB, se vio interrumpido a partir de 1973 debido al alza de los precios del petróleo y la crisis económica internacional, de nuevo en 1992 y, finalmente, a partir de 2008 con la crisis financiera e inmobiliaria registrada en la actualidad. Aunque el turismo ha demostrado una gran vitalidad frente a las crisis sucesivas, otros sectores como el primario se encuentran en declive a causa de los problemas estructurales (costes de producción y comercialización, etc.). Finalmente, la construcción es el sector que mayor dependencia ha reflejado respecto de la evolución económica general, sufriendo en la actualidad un grave retroceso que ha motivado el cierre de numerosas empresas y un aumento del paro que ha alcanzado en las islas la cifra de 289.032 personas en noviembre de 2012.
Cultura e Investigación
La mejora paulatina de los servicios educativos permitió una notable reducción del índice de analfabetismo que pasó del 33´2% en 1950 al 12´7% en 1950, todavía superior a la media nacional. La extensión de la enseñanza secundaria, especialmente a partir de 1970, así como la ampliación de la Universidad de La Laguna y la fundación de la Universidad Politécnica de Las Palmas en 1979 (refundada como Universidad de las Palmas de Gran Canaria en 1989) facilitaron el acceso a la enseñanza superior. Al amparo de las universidades y centros de investigación como el Instituto de Astrofísica de Canarias ha venido desarrollándose en las últimas décadas una importante actividad investigadora en campos como la química, la observación astronómica o la biología.
Con el comienzo de la Guerra Civil la actividad artística en las islas sufrió una brusca interrupción debido a la censura impuesta por el nuevo régimen y a la persecución de una gran parte de los intelectuales. Algunos como Domingo López Torres o Luis Rodríguez Figueroa desaparecieron o fueron fusilados, otros como Pedro García Cabrera o Agustín Millares Carlo hubieron de exiliarse. Hay que esperar a 1947 para observar una primera muestra de vitalidad en la creación literaria local con la publicación del poemario Antología cercada, primer testimonio de la poesía social española de posguerra. Otros poetas y escritores que desarrollaron su actividad durante los años 1960-70 fueron Félix Casanova de Ayala, Julio Tovar, Luis Feria, etc. En la narrativa destacaron Isaac de Vega o Rafael Arozarena. Con mayor proyección popular y varios títulos llevados al cine se encuentra el novelista Alberto Vázquez Figueroa.
La Guerra Civil también interrumpió el desarrollo de la creación plástica insular, pero con el traslado a Madrid de César Manrique, posteriormente instalado en Lanzarote donde desarrollaría su ideal artístico, y de otros autores como Cristino de Vera, Manuel Millares y Martín Chirino, la obra de los creadores canarios alcanzaría relieve internacional a partir de los años sesenta. En 1973 se celebró en Santa Cruz de Tenerife la I Exposición Internacional de Escultura en la Calle con obras de A. Calder, Henry Moore, Pablo Gargallo, Julio González, etc. A su vez, la primera arquitectura de posguerra estuvo definida por la aparición del llamado estilo neocanario, combinación de formas tradicionales y aportes foráneos que se plasmó en numerosos edificios oficiales. En los últimos tiempos la arquitectura producida en las islas ha seguido las tendencias internacionales, destacando proyectos como el Auditorio Alfredo Kraus en Las Palmas, obra de Oscar Tusquets, y el Auditorio Adán Martín en Santa Cruz de Tenerife, del arquitecto Santiago Calatrava.
Los puertos canarios y la influencia británica
Hacia mediados del siglo XIX la navegación a vela comenzaba a ser desplazada por los buques movidos a vapor y se hizo imprescindible la existencia de estaciones carboneras para el suministro a la navegación ultramarina. La situación geográfica de las Islas Canarias se reveló especialmente útil para las compañías navieras europeas que viajaban a los puertos africanos y, aún más lejos, a Sudamérica y a las colonias situadas en Asia y Oceanía. Ya en 1888, los cónsules ingleses en Canarias pronosticaban que las islas habrían de convertirse en una de las principales estaciones carboneras del mundo. A comienzos del siglo pasado los vapores ingleses, alemanes y franceses habían convertido al puerto de Santa Cruz de Tenerife y, sobre todo, al Puerto de la Luz, cuyas obras fueron realizadas por la compañía inglesa Swanston entre 1881 y 1902, en una de las encrucijadas más importantes de la navegación atlántica.
La actividad portuaria fue, sin duda, el sector económico en el que la presencia extranjera ejerció un protagonismo más acusado. El ámbito de las consignaciones, el carboneo, el almacenamiento y el avituallamiento de los buques son actividades prácticamente controladas por firmas inglesas y alemanas: Hamilton & Co., Miller & Co., Elder Dempster Co. Ltd., Hull Blyth Co., Blandy Brothers, Cory Brothers, Woermann Linie, etc.
El movimiento de buques en los puertos canarios confirma el predominio anteriormente señalado. Los vapores de pabellón británico ostentaron una clara hegemonía superando generalmente el 50 % del tonelaje total. Alemania, Francia, Bélgica, España y otros países ocuparán los lugares siguientes. El amarre de cables telegráficos, como el tendido en 1909 por una compañía alemana entre Tenerife y Endem (Mar del Norte), o el establecimiento de compañías carboneras alemanas provocaron conflictos diplomáticos y convirtieron al archipiélago en un escenario más de la rivalidad anglogermana.
Las empresas extranjeras invirtieron también en la infraestructura urbana. El establecimiento de servicios como el alumbrado eléctrico, el suministro de gas y agua, las comunicaciones telefónicas, los tranvías, etc. fueron objeto de fuertes inversiones inglesas, belgas y alemanas. Entre otras empresas extranjeras destacan la S.E.L.P y la Sociedad Anónima de Tranvías en Tenerife y la C.I.C.E.R. o la City of Las Palmas Water and Power Co. Ltd. en Gran Canaria. Una situación similar registró la producción agrícola donde las firmas inglesas como Fyffes Ltd. o Yeoward Brothers promovieron la comercialización de los nuevos cultivos de exportación: el plátano, el tomate y las papas, comenzando así un nuevo ciclo de la historia agrícola del archipiélago. Gran Bretaña, seguida de Alemania, Francia, Italia, la Península, etc, fue la principal receptora de las exportaciones agrícolas canarias.
En la industria turística la inversión inglesa y en menor medida la alemana fueron, asimismo, decisivas, tanto por el protagonismo de las navieras extranjeras en lo referente al transporte de los visitantes -Yeoward Brothers, British and African S.N. Co., The Union Castle Line, Cie. Belge Maritime du Congo, etc.- como a causa del mismo origen de los turistas, en su mayoría procedentes de Gran Bretaña, Alemania, Bélgica, etc. Igualmente, las mayores instalaciones hoteleras estaban en manos del capital británico: Gran Hotel Taoro, Hotel Santa Catalina, Victoria, Metropole, Martiánez, Marquesa, Quisisana, Pino de Oro, etc. Muy pronto la prensa local acuñaría el término "britanización" para hacer referencia a esta hegemonía extranjera.
Sociedad y política durante la Restauración
La reactivación económica y la influencia extranjera provocaron importantes transformaciones sociales en los principales ámbitos urbanos de Tenerife y Gran Canaria. El éxodo rural favoreció el crecimiento de las ciudades y el descenso del analfabetismo. El Partido Conservador fue fundado en Tenerife en 1875, siendo liderado por Feliciano Pérez Zamora. En Gran Canaria destacará hacia finales de siglo la figura de Fernando León y Castillo (1842-1918), fundador del Partido Liberal Canario y decidido partidario del engrandecimiento de Gran Canaria. Aunque los grandes propietarios agrarios y la burguesía comercial siguieron dominando la estructura social, otros sectores como las clases medias y trabajadoras adquirieron mayor protagonismo. Con el cambio de siglo, la implantación de nuevas formaciones políticas, como el Partido Radical en Tenerife y el Partido Federal en Gran Canaria, así como la aparición del movimiento obrero, permitieron la incorporación al panorama político de nuevos sectores de población. El régimen establecido en 1874 con la restauración de la monarquía en la figura de Alfonso XII comenzaba a ser cuestionado.
Especial importancia tuvo la aparición de una numerosa población trabajadora debido al desarrollo industrial (sector tabaquero, alimentario, etc.), el crecimiento de la infraestructura portuaria, la agricultura de exportación, los servicios urbanos, etc. En estos ámbitos laborales surgieron las primeras asociaciones obreras en torno a 1900. Las malas condiciones de vida de la clase trabajadora (largas jornadas de trabajo, inseguridad, miseria, etc.) favorecieron la implantación de numerosas organizaciones obreras, como las Federaciones Obreras de Tenerife y Gran Canaria, fundadas ambas en 1914, y la Confederación Regional del Trabajo de Canarias, creada en 1932.
El panorama político estuvo condicionado en gran medida por la lucha por la capitalidad provincial. El pacto establecido entre León y Castillo y Pérez Zamora mantuvo el pleito en estado latente durante los primeros años de la Restauración, pero muy pronto se desata la pugna por obtener la división de la provincia. En 1912 se crearon los actuales Cabildos insulares, medida con la que se intentó satisfacer a ambas partes. Pero el conflicto se acentuó y en 1927 se produjo la división administrativa del archipiélago, creándose las provincias de Las Palmas y Santa Cruz de Tenerife.
Como había ocurrido en siglos anteriores, la evolución política internacional siguió ejerciendo una influencia decisiva en el archipiélago. Los episodios que mayor repercusión tuvieron en las islas fueron la guerra hispano-norteamericana de 1898, pues llegó a temerse que los Estados Unidos ocuparan las islas como finalmente ocurrió con Cuba, Puerto Rico y Filipinas, y la I Guerra Mundial (1914-1918), durante la cual se registró una grave crisis económica y social debido a la paralización del tráfico marítimo y la interrupción de las exportaciones fruteras.
La creación cultural
l primer tercio del siglo XX fue un periodo de intenso florecimiento cultural. La paulatina mejora de la situación educativa, el descenso del analfabetismo, el desarrollo de la prensa y la influencia extranjera favorecieron la actividad cultural en los principales núcleos urbanos del archipiélago. Todo ello permitió que los intelectuales isleños siguieran muy de cerca la evolución de las vanguardias europeas. Los primeros años del siglo XX asistieron al desarrollo de corrientes artísticas como el impresionismo y el modernismo, en el que sobresale el pintor Néstor de la Torre (1887-1938). El modernismo fue especialmente fecundo en el ámbito poético destacando autores como Tomás Morales (1885-1921), Alonso Quesada (1886-1925) y Saulo Torón (1885-1974). En 1918 se fundó en Las Palmas la Escuela Luján Pérez, centro fundamental de la creación artística del archipiélago durante la década de 1930 y en la que se formaron artistas como Jorge Oramas (1911-1935), Eduardo Gregorio (1903-1974) o Felo Monzón (1910-1989), fieles a una corriente indigenista que revalorizaba la cultura prehispánica y las tradicionales populares. Durante los años treinta, la publicación de la revista Gaceta de Arte (1932-1936) contribuyó a introducir en las islas el surrealismo, entre cuyos cultivadores destacó el pintor Oscar Domínguez (1906-1957), el escritor Agustín Espinosa (1897-1939) y el poeta Pedro García Cabrera (1905-1981). En 1935 se celebra en Santa Cruz de Tenerife la I Exposición Surrealista con obras de Dali, Max Ernst, Miró, etc. La arquitectura también siguió estrechamente la evolución de los estilos europeos. A comienzos de siglo Laureano Arroyo introdujo el modernismo, de gran arraigo en Canarias (Las Palmas, Santa Cruz de Tenerife, La Orotava, etc.). El aislamiento producido por la I Guerra Mundial favoreció la aparición del eclecticismo, hasta que a finales de la década de 1920 se construyen los primeros edificios racionalistas. Miguel Martín Fernández de la Torre fue el arquitecto más representativo de la nueva corriente, recibiendo el encargo de proyectar la sede del Cabildo de Gran Canaria. En el ámbito científico sobresalen personalidades como el físico Blas Cabrera (1878-1945) o el paleógrafo Agustín Millares Carló (1893-1932).E